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27-09-2014

Escribo como testigo presencial- acompañado por algunos familiares- de los actos ceremoniales-religiosos dentro de los cuales el Papa Francisco proclamó beato de la Iglesia católica al Obispo-Madrileño- Alvaro del Portillo, quien fuera fidelísimo sucesor de San Josemaría Escrivá, fundador de la Prelatura personal del Opus Dei.
Por tanto, ya sabemos que su nombre está inscrito en el cielo, lo cual es creído por las gentes sencillas y piadosas, quienes son dichosas porque ven lo que muchos no ven.
A la fecha que hace de título, ocurrieron los actos que tuvieron lugar en la ciudad de Madrid-España, en la amplia explanada llamada Valdebebas, antiguas barracas norteñas de las afueras de la ciudad, en las que en un pasado ya lejano vivieron gentes muy pobres y hoy día, por lo contrario, se proyectan y edifican hermosas urbanizaciones, próximas al flamante Aeropuerto Internacional denominado Adolfo Suarez – Barajas.
El sitio seleccionado seguramente encuentra su fundamento – pienso -, porque allí tuvo como su inicio, entre otros blancos, el apostolado evangélico y de Socorro a los miserables y desposeídos de toda fortuna material y flagelados por las más diversas enfermedades físicas y psíquicas, por parte del entonces jóven sacerdote español, ya elevado a los altares, Josemaría Escrivá de Balaguer.
En su trabajo apostólico, hacia finales de los años 20 y siguientes del siglo XX, precisamente era secundado por el laico – y un puñado de jóvenes más – ingeniero de caminos Alvaro del Portillo. Eran como los primerizos del Opus Dei- cuya estructura jurídica – canónica no estaba más que en la cabeza y el corazón del fundador. – Parafraseando al Papa Francisco, podemos decir que estaban “primeriando”. Y cuántos los imitan hoy día, mimes de miles en el mundo entero.
Lo que allí comenzó como un grano de mostaza, hoy día es un robustísimo arbusto de dimensiones universales. Se aprecia que a los actos celebrativos los rodearon unas trescientas mil personas, llegadas de las más lejanas naciones del mundo.
La grandiosa Asamblea estuvo presidida por el cardenal Ángelo Amato, delegado especial del Papa Francisco, quien leyó una sentida carta del Papa dirigida al actual prelado del Opus Dei, Obispo Javier Echevarría, en la que con afecto pone de presente las virtudes heroícas vividas en la tierra por el nuevo beato, que si bien cultivadas dentro del espíritu del Opus Dei – santificación del trabajo y de todas las realidades humanas – , lo es de toda la iglesia y ejemplo de todo hombre de buena voluntad.
Igualmente el señor cardenal se ocupó en su homilía, de la personalidad heroíca y esclarecida y humilde del beato.
Monseñor Javier Echevarría, agradeció al Papa y al cardenal, sus múltiples deferencias con motivo de los actos consagratorios. Y los tres pastores eclesiásticos proponen a la cristiandad y al mundo el ejemplo de santidad y servicio de quien santificó su vida, y ayudó a santificar la de miles, en las actividades ordinarias de cada día, primero como ingeniero civil y luego, como sacerdote de Dios.
Su fama de hombre bueno, fiel y servidor es patrimonio espiritual y apreciadísimo del Opus Dei, dentro de cuya prelatura, amó y sirvió tanto a la iglesia, y rogaba porque siempre fuese amada por todos sus hijos.
De ahí que al unísono los tres personajes mencionados aquí, propusieron a los fieles la jaculatoria de lucha espiritual del beato, dirigida al Padre Creador: “Gracias, perdón, ayúdame más”.
rodrigolopezbarros@hotmail.com

Rodrigo_Lopez_Barros.: