El gol de Diego Armando Maradona, en el que desde mitad de la cancha dejó por el camino a sus rivales, dejó atónitos a los seguidores del buen fútbol, que a pesar de ya conocer las habilidades del ‘Pelusa’, se rindieron ese 22 de junio de 1986 ante el talento y frialdad del argentino quien, junto con Pelé, comparte hasta el momento el primer lugar en el listado de los más grandes en la historia del balompié.
Maradona, figura de la jornada, fue el artífice de la victoria 2-1 frente al conjunto europeo (marcó los dos goles). Se trató de una especie de reivindicación simbólica, cuatro años después de la Guerra de las Malvinas.
El gol, que en 2002 fue elegido como el mejor del siglo, nació desde mitad de cancha. Maradona, quien durante todo el partido buscó en la individual los tantos de la clasificación, arrancó una carrera frenética hacia la portería rival. Uno a uno fue superando a sus rivales quienes, ni en velocidad ni capacidad de reacción lograron detener al Diego que, ya en el área, se dio el lujo de eludir también al legendario portero Peter Shilton, para definir con un disparo cruzado y al piso. Fue así como Argentina alcanzó un contundente 2 a 0, que luego fue descontado por los ingleses, a quienes no les alcanzó el tiempo para empatar.
Pero a las tensiones entre las dos naciones, ya evidentes por los enfrentamientos entre ‘hooligans’ y ‘barras bravas’, dentro y fuera del estadio, se les sumó otro ingrediente, la polémica ‘Mano de Dios’, un episodio que sintetiza la esencia subjetiva del arbitraje en este deporte.