Hace más de dos meses el rebosamiento permanente de un manjol mantiene preocupados a los habitantes de la urbanización Marsella Real, al norte de Valledupar. Ayer, uno de los vigilantes que permanece en la portería del conjunto cerrado debió ser llevado de urgencias a un centro asistencial, porque presentaba vómitos ocasionados, según la comunidad, por la inhalación constante de los olores putrefactos emanados de un manjol.
El presidente de la Junta de Acción Comunal de Marsella Real, Himel Rivero, señaló que los residentes del sector ya no saben qué hacer ni a quién acudir para darle solución definitiva a este problema, que ya está generando criaderos de mosquitos y menores de edad afectados.
Otro de los afectados, Edwin Díaz, manifestó que “con todos los lotes que se han construido y las familias que se vienen para esta zona de la ciudad, me imagino que la tubería no es la adecuada para que esas aguas negras subterráneas puedan tener el cauce que necesitan. Por eso se rebosa el manjol y las aguas se están quedando estancadas”.
Altamira González, otra habitante de la urbanización, mencionó que “yo vivo en todo el frente de la portería y puedo decir que mis hijos ya han pasado con fiebre y temo que les dé dengue. No podemos ni sentarnos en la puerta de la casa por esos olores”.
Los vecinos del manjol rebosado han optado por permanecer con puertas y ventanas cerradas para evitar malestares ante la intensa fetidez.
EL PILÓN intentó dialogar con Álvaro Yaguna, jefe técnico de Emdupar, pero pese a las insistentes llamadas, no contestó su teléfono celular.
Por Jennifer Del Río Coronell
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