Ena Arredondo Noriega es una joven emprendedora que de sus densos libros de leyes y derecho pasó a dedicar la mayor parte de su tiempo a los niños a través del maravilloso mundo de la pintura; los instruye con tableros, vinilos, pinceles, paletas y delantales.
Ella no es experta en artes y aunque en pocos días recibirá su título de abogada, asegura que el negocio familiar que emprendió el pasado enero le ha cambiado la vida, porque además de encontrar una fuente de ingresos siente que contribuye al desarrollo social de su ciudad.
“Los niños escogen su lámina de dibujo preferida, tenemos todos los superhéroes y princesas, ellos pintan por el tiempo que quieran, les suministramos todas las pinturas, los pinceles y un delantal para protegerles la ropita. La lámina tiene un costo de cinco mil pesos y finalmente cuando terminan su obra artística se la llevan para la casa”, contó la profesional de 22 años de edad.
De jueves a domingo, Ena y su familia (padres y hermana) se distribuyen en dos puestos: la plaza Alfonso López y el parque Los Cortijos, sitios emblemáticos de Valledupar, donde ha tenido buena acogida por parte de los niños y de los padres de familia, que destacan este tipo de iniciativas.
“Es algo muy lindo, integra a la familia, incentiva a los niños con su desarrollo sicomotriz, se motivan a salir a la calle a lo ambiental y en Valledupar hay pocos espacios a donde llevar a los niños para disfrutar de estos espacios infantiles”, explicó Clara Martínez, mientras su hija pintaba en uno de los doce tableros dispuestos por Ena en Los Cortijos.
En Valledupar hay alrededor de 30 parques, y la idea de esta emprendedora es que su negocio crezca, no solo en esos espacios recreativos que están sin este tipo de actividades culturales, sino a nivel corregimental para que también llegue a las comunidades más alejadas de la ciudad.
“En diciembre pasado durante un viaje de vacaciones a Bucaramanga vi con mi familia que hacían esta actividad de cultura al parque y decidimos replicar en Valledupar porque en verdad hace falta”, precisó Ena Arredondo.
Además explicó que a diferencia de las actividades similares que realizan algunos colegios o centros comerciales de forma esporádica, la pintura al parque tiene un toque especial por el hecho de ser al aire libre, donde los niños además de tener contacto con el arte interactúan con el medio ambiente.
“No solo pintan las láminas, los más pequeños de dos y tres años hacen sus pinturas abstractas y los padres se motivan mucho”, agregó.
La pintura y el arte en general tienen un pequeño impulso con la iniciativa de la familia Arredondo que demuestra que para trabajar el principal recurso que se requiere es la disposición e ingenio.
En Valledupar hay alrededor de 30 parques, y la idea de esta emprendedora es que su negocio crezca, no solo en esos espacios recreativos que están sin este tipo de actividades culturales, sino a nivel corregimental para que también llegue a las comunidades más alejadas de la ciudad.
Por Martín Elías Mendoza