Veinte días después de que los trabajadores de la minera Drummond Ltd. Iniciaron paro, las consecuencias son muy complicadas para la región, para los trabajadores y sus familias, para los contratistas y en últimas para la misma empresa.
¿Vale la pena que un pliego de peticiones de un grupo de trabajadores representado por tres sindicatos -Sintramienergética, Sintratrenes y Sintradrumond- mantengan en semejantes dificultades a los trabajadores mejor pagados de la región? Por algo es la empresa a donde todos cesarenses aspiran a trabajar.
Las cifras que la empresa dejó de cancelar, en consecuencia los recursos que no circulan en la economía, aunque se han publicado reiteradamente, vale la pena recodarlas para que la sociedad conozca la magnitud del impacto y entienda la razón del por qué la economía regional está paralizada también.
En estos 20 días Drummond dejó de pagar: $36.680 millones por concepto de impuestos; $4.120 millones por tarifa férrea; $45.160 millones de regalías; $5.867 millones a proveedores y contratistas.
Y estas dos últimas cifras para escandalizarse: $27 mil millones en salarios dejados de percibir por los trabajadores en los mismos 20 días, más $7.200 millones de seguridad social, que no están recibiendo los trabajadores.
La cifra total alcanza $120.160 millones desde que inició el paro. ¿Cuánto más va a subir? No lo sabemos, porque aunque se percibe que existe división entre los trabajadores y los representantes de los sindicatos, no se ve luz verde próxima porque hay peticiones como la de Sintramienergética que la empresa no negocia, como es el reintegro de 18 trabajadores, sobre cuyo despido hay fallo de la Corte Suprema y que no está dispuesta a desconocer.
El último comunicado de Drummond muestra hasta donde avanzó para atender las otras peticiones, con las que entendemos Sintradrummond está conforme.
Para concluir que es positiva y necesaria la existencia de los sindicatos en regímenes democráticos, pero hay que exigir de ellos la defensa de las mejoras de los trabajadores que representan, pero también exigirles mayor responsabilidad social con una región que tanto necesita de los recursos que por cuenta de ellos dejan de entrar a la economía y que no tienen reemplazo ni compensación alguna.
El bien común es lo primero. El paro contribuye a que la pobreza del Cesar y sus habitantes se arraigue.