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17 años de impunidad

Entre Otras Cosas…

Por: Dario Arregoces

Se cumplirá el próximo dos de Noviembre, diecisiete años del magnicidio al doctor Álvaro Gómez Hurtado. Más de tres lustros, en los cuales nuestros organismos de investigación, vergonzosamente se han mostrado ineficientes en la tarea de esclarecer los móviles y autores del execrable crimen.
Son muchas las hipótesis exploradas en torno a la muerte del periodista y dirigente conservador, pero lo cierto es que poco o nada se avanzó y – lo que es peor-, empieza a quedar en el olvido y en la más aberrante impunidad.
En su momento se dijo que Álvaro Gómez, fraguaba un golpe de Estado al régimen en cabeza de Ernesto Samper, por los posibles vínculos de éste, con el escándalo que daría lugar al proceso 8.000. Nada más lejano al talante y a las férreas convicciones democráticas del exsenador Gómez Hurtado. Sí bien es cierto como editorialista del diario El Nuevo Siglo, se mostró en principio de acuerdo con la elección del mandatario Ernesto Samper, aceptando la cuota burocrática ofrecida al Partido Conservador, ala alvarista, a través de Daniel Mazuera Gómez, en el Ministerio de Comercio Exterior, Rodrigo Marín Bernal, en el Ministerio de Desarrollo y  María Sol Navia, en el Ministerio del Trabajo y la Seguridad Social. Todos fueron sustituidos un año después por el presidente Samper así: Ricardo Reina Echeverri en remplazo de Daniel Mazuera, Orlando  Cabrales Martínez, en remplazo de  Rodrigo Marín  y Orlando Obregón  en remplazo de María Sol Navia.
Lo anterior como cobro de factura, por el viraje político expresado por el dirigente Álvaro Gómez, en su editorial, en donde se muestra crítico frente al régimen, lanzando el siguiente dardo: “La opinión pública ha llegado a una evidencia: que en la campaña presidencial del señor Samper sí hubo dineros del narcotráfico, que fueron cuantiosísimos, que se emplearon intensamente para ganar la segunda vuelta de las elecciones, y que finalmente se obtuvo un triunfo por una débil mayoría, que bien pudo ser comprada por las millonadas de recursos ilícitos que se gastaron. Este hecho ya comprobado, es lo que ilegitima al régimen que padecemos. Por eso nosotros hemos sostenido que el único propósito político válido es tumbarlo”. Tomado del Nuevo Siglo, fecha: 30 de Octubre de 1995.
La investigación tendientes a demostrar la frágil hipótesis del golpe de Estado, rápidamente -como era de esperarse-, naufragó por una inevitable orfandad probatoria. Desde luego, como resultado de las pesquisas adelantadas por la Fiscalía, se dio captura a varias personas  sindicadas del magnicidio,  quienes más adelante pudieron recobrar su libertad por la misma causa: falta de pruebas.
Hoy, quince años después, nuestra Rama Judicial se encuentra en pie de lucha  reclamando una justa nivelación salarial, mientras que irónicamente el manto de la impunidad cubre a otro mártir de la democracia colombiana. Hoy también se está a la espera para que este delito sea declarado de Lesa Humanidad, y su imprescriptibilidad, de pie para que se acometa una investigación seria y exhaustiva que ponga a buen recaudo a los autores de este vil asesinato.
Valdría la pena recordar aquí, el crimen de Estado en la persona del Senador: Manuel Cepeda, ocurrida hace 18 años, esta sí con resultados plausibles, más por la tarea investigativa que se propuso realizar su propio hijo – actual Representante a la Cámara-, Iván Cepeda, que por la ineficiente y paquidérmica labor de la Fiscalía.

LA FRASE DE CIERRE: “Ser abatido por  ráfagas de ametralladora, como parecía ser mi suerte, no debía considerarlo un infortunio singular. Quizás no era un “bel morir”. Pero en las circunstancias actuales del país y del mundo podría no ser un  sacrificio inútil”. Álvaro Gómez Hurtado. Tomado de la obra: Por qué lo mataron. De Enrique Gómez Hurtado.
darioarregoces@hotmail.com

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