Para los romanos en marzo podrían ocurrir algunos hechos fatídicos que ellos llamaban idus. Un pitoniso había anunciado que el emperador Julio Cesar moriría. Pasados los días, J.C. le dijo al adivino que ya estaba a salvo, el cual le respondió: los idus de marzo han llegado pero no han pasado; efectivamente, antes que este mes terminara, J.C. fue asesinado.
Aquí estamos viviendo este fenómeno de miedo; Petro canceló su visita a Valledupar prevista para el 06/03 pasado; Nicolás Petro anunció que su papá no había podido salir de Cali, eso es posible pero Petro ya estaba en la ciudad. La cita estaba desprovista de seguridad, solo cuatro agentes de policía había en una esquina distante, en un sitio donde hay tantos recovecos y puntos de escape.
En cambio, el Coliseo Cubierto estaba acordonado por soldados, no sé qué cuidaban. Algo había pasado porque el lunes Petro estuvo en la Universidad del Área Andina y hubo revisión a la entrada del recinto. No quiero ser tremendista pero los magnicidios en Colombia han sido una herramienta de contención política y, electoralmente, Petro parece invencible.
Si por un fallo amenazan a los magistrados de la C.C., más fácil es hacerlo por una propuesta de gobierno. Más, este no es el fondo de esta columna. Los idus se refieren a lo que pasaría este día marciano de elecciones, la muerte política de un régimen genocida. Están en juego dos modelos de mirar y resolver problemas sin que, de suyo sean malos, todo depende de a quiénes favorezcan. Dos alternativas excluyentes están en juego y algunos de los indicadores son: individuo o sociedad; esta apreciación ha hecho que el 1% de la población mundial posea el 45% de la riqueza mientras millones pasan hambre.
Dependencia económica y política Vs. autodeterminación. Estado teocrático o laico. Democracia como instrumento de dominación y fraude vs. Equilibrio de poderes. presidencialismo vs. parlamentarismo. Orden coercitivo o libertad democrática. Minería o agua. Rentas mineras o de trabajo. Crecimiento del PIB Vs. crecimiento del saber. Latifundismo improductivo vs. función social de la tierra. Concentración de poderes y riqueza vs. equidad social. Cultura elitista en función del lucro vs. cultura antropocéntrica.
El fin justifica los medios vs. esencia y virtud. Mercantilizar la naturaleza o defenderla. Machismo y misoginia contra la equidad de género. Monopolizar los medios o democratizarlos. Guerra o paz. Statu quo o equilibrio dinámico. Represión a los narcóticos o regulación. Creación o evolución. FFMM al servicio de élites o de toda la sociedad.
Salud privada o pública. Medicina preventiva o asistencial. Así piensan los opuestos, aquí está parte de la confrontación conceptual a definir el domingo y en mayo, no hay puntos medios. Prefiero no llamarlas posiciones de izquierda o derecha, sino formas de mirar y solucionar los problemas, no para algunos sino para todos; lo que debe imponerse es el pragmatismo para conducir un país, ya basta de retórica, engaños y aplazamientos; ya no más corrupción ni privilegios para un sector delgado de la sociedad.
Digámosle adiós a las mafias que penetran el poder; no más contratación amañada. A un lado de estas dos alternativas están agrupados todos los sectores políticos tradicionales, los que siempre han vivido del Estado, con diferentes nombres, colores y consignas; del otro lado está el Pacto Histórico proponiendo la decencia y los valores. Estamos en el punto de inflexión para Colombia; si todo ocurre como vaticinan las encuestas, nuestro oráculo, daremos un paso adelante y será una oportunidad de reivindicación moral y socio- económica para todos. No más miedos. ¡Pacto Histórico!
Por Luis Napoleón de Armas P.