Con el desayuno se sabrá cómo es el almuerzo. Esa expresión popular se ajusta perfectamente a los gobernantes que ya cumplieron sus primeros 100 días de gobierno de un mandato de cuatro años que le otorgaron sus electores en octubre pasado.
El alcalde de Valledupar, Augusto Ramírez Uhía, y el gobernador del Cesar, Francisco Ovalle Angarita, han mostrado en estos tres meses su casta política y administrativa. Se les ha visto muy unidos en el ámbito local y nacional, ojalá sigan así. Los anuncios, proyectos y expectativas son variados y prometedores.
Ambos gobiernos comenzaron con escándalos porque los contralores, departamental y municipal, recayeron sobre personas muy cercanas a sus campañas políticas, que puso un velo de duda sobre la labor de control frente a los dos entes territoriales.
El alcalde Uhía lleva tres meses de intensa actividad, tiene cosas tangibles que mostrar: tapó huecos en sectores sensibles, limpió lotes enmontados y los convirtió en canchas, logró el aumento del cupo de gasolina y consiguió los recursos para tres mil casas en el lote del antiguo Idema.
El gobernador Francisco Ovalle también ha logrado en estos 100 días hacerle frente a la sequía, con la construcción de pozos profundos, declaró la calamidad pública para hacerle frente al fenómeno de El Niño, y ha realizado innumerables gestiones en Bogotá para traer recursos necesarios para ejecutar su plan de desarrollo.
Ya pasaron la prueba de fuego. Han cumplido con rigor la construcción del Plan de Desarrollo, con reuniones de socialización, y están próximos a tener la aprobación del Concejo y Asamblea, respectivamente.
Ahora solo se espera de los gobernantes que sean coherentes, responsables, serios y honestos para ejecutar los recursos públicos, que son de todos. La ejecución de los recursos para hacer realidad lo consignado en el Plan de Desarrollo es la apuesta, para que no pase lo mismo que en gobiernos pasados, que se quedaron con planes en papel.