El vallenato está en crisis. Pero no para los cantantes, quienes están llenos de dinero y con los escenarios repletos; lo que falta es música de calidad. No en vano, la UNESCO, al calificar la música vallenata como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, dejó claro que está en riesgo.
- Los compositores nuevos no tienen fondo narrativo, cero poesía y poca melodía; algunos se atreven hasta a componer por encargo.
- Compositores buenos cobran demasiado por los temas, hasta 30 millones piden por una canción.
- Mala escogencia de temas por parte de los cantantes nuevos; al no poder acceder a buenas obras, graban lo que sea. Además, les falta oído, lo que les sobraba a los grandes de antes.
- La payola (cuando el cantante le paga al locutor para sonar y se llena la boca diciendo que está pegado; esto le garantiza presentaciones en los pueblos), una practica que se mantiene vigente como el primer día. La rotación en emisoras tritura cualquier agrupación, deben pagar y pagar para que le suenen los temas, mientras tanto, las que ganan son las emisoras.
- Poca adaptación a la era digital, las agrupaciones se limitan a lo local y no se enfocan en generar buenos contenidos para internacionalizarse, sobre todo con los videos.
- Presión de las disqueras por lo comercial: directivos que no saben de vallenato tratando de incidir en los temas a grabar.
- Falta de unidad del gremio vallenato, mucha hipocresía, eso es una carnicería, entre cantantes, acordeoneros, mánager y empresarios.
- Mucho acordeonero de escuela con poca creatividad para innovar, ninguno se sale del molde.
- El reencauche, la vía más fácil para no crear y pegarse de los éxitos ajenos. Para disfrazar la burda copia, lo llaman ‘covers’.
- Cantantes jalabolas de traquetos y corruptos: algo que les afecta la imagen y aleja el apoyo de empresas serias para patrocinios que generan crecimiento.
Igual con todo y crisis, el vallenato perdurará por los clásicos que siempre serán una plataforma para no desaparecer, como la ranchera y la salsa. Pero no se tomará el mundo como algún día pensó Consuelo. Esta columna se va de vacaciones hasta el próximo año. ¡Felices Fiestas!
Jacobo Solano C.
@JACOBOSOLANOC