Por: José Gregorio Guerrero Ramírez
Veo con profunda preocupación el evento que llegue Antanas Mockus a la Presidencia de la República (es mi concepto). No porque sea malo, el hombre es un buen elemento y eso no se puede negar; es inteligente y lo ha demostrado, está adelantado a nosotros los Colombianos muchos años; pero para mi percepción, la estructura Colombiana actual no está hecha para su geografía política.
Sería fatal dejar respirar a las Farc, Colombia no estaría en condiciones de aguantar un segundo aire de estos violentos. Con girasoles nunca se hubiera podido controlar a estos mastodontes que hoy están refugiados en países vecinos, pues Uribe logró sacarlos, y según dicen hoy gerencian esta organización delincuencial desde uno de esos países.
Con esto no estoy diciendo que Uribe lo hizo todo bien, cometió muchos errores, perjudicó mucho a Colombia (dio patente de corzo al paramilitarismo), pero no podemos darnos el lujo de retroceder, no debemos dar ni un milímetro a los violentos, porque ellos si aprovechan terrenos milimétricos; y los señores de estos grupos al margen de la ley, prefieren a Mockus que al mismo Petro, pues lo visualizan como un payaso intelectual al cual pueden manejar a sus maquiavélicos antojos (les mostro las nalgas a un auditorio, para que guardaran silencio; pues ellos pensaran: “De pronto a nosotros también nos las muestra a ver si llegamos a la tan anhelada paz”).
Con Mockus en la presidencia también serian felices los integrantes de la mafia mas sucia que tiene Colombia: “La Corte Suprema de Justicia”, lugar donde patina el billete en avenidas subterráneas y clandestinas, si no pregúntenle a los amigos de la parapolitica, cuánto les costó arreglar sus hediondos chicos, y hoy son los señores fulanos de tal (con muertos y familias adoloridas a cuestas).
En este momento hago un ejercicio hipotético, cierro los ojos, y me imagino a Antanas de presidente y lo primero que se bosqueja en mi entelequia es a un grupo de mimos en la selva Colombiana, enseñando a los comandantes de frentes como tratar bien al secuestrado; a Antanas sentado con la cúpula de las Farc explicándole en un tablero como se llegaría a la paz sin balas y regalando rosas rojas a las mujeres; pañales y cartillas Nacho Lee a los niños, y estos terroristas, muertos de risa por dentro, escuchándolo “atentos y concentrados”, mostrando voluntad de paz (como lo hicieron con Pastrana) y por debajo de la mesa craneando por cuál puerto de Colombia sacarían el próximo embarque de droga; cuál pueblo seria el próximo en tomarse, o qué pelotón sería el próximo en secuestrar.
Es una triste realidad. No pensemos en pajaritos embarazados, no necesitamos y no tenemos tiempo para volar, no pretendamos llamar la paz como llamamos a nuestra mascota, con toda la ternura del mundo. Señores, Colombia necesita mano dura, o de lo contrario tendremos que seguir viendo derramar sangre por el resto de nuestros días.
Mockus está hecho para manejar países casi perfectos, países en paz, un país como Suiza o como Bélgica; Colombia le quedaría grande. Coloco un ejemplo para que me entiendan; es como coger a un taxista, al mejor taxista de Valledupar, (al que se encontró los 25 millones de pesos y los devolvió) lo bajamos del taxi y lo montamos a que pilotee un avión jumbo 747; por muy buen conductor que sea, por muy honesto que sea, nunca daría siquiera para mover el avión. No seamos ilusos, ni nos dejemos llevar de emociones pueriles; no queremos aprender, miren lo que nos paso con Cristian, por dejarnos llevar del sentimentalismo estamos frente a una administración cuadripléjica y excluyente; seamos aterrizados, dejemos a Antanas para otro periodo de la historia menos convulsionada; en ese escenario el hombre seria excelente.
Pero sería triste ver a ganaderos encerrados en sus casas, a jóvenes campesinos reclutados en los montes Colombianos; nuevas rutas aérea Valledupar- Barranquilla, pues por tierra no sería seguro llegar; en otras palabras seria retroceder. Con esto no estoy diciendo que Antanas sea malo, no, simplemente pienso que no es el momento para él. De pronto el equivocado sea yo.
Feliz fin de semana
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