DOS PUNTOS.
Por: Germán Piedrahita R.
“…y ahora veo que condenan a un integrante de las Fuerzas Armadas que simplemente buscó cumplir con su deber. Duele, da tristeza”: Uribe. “El sentimiento de dolor y de tristeza es compartido en todos los niveles…” Freddy Padilla. “…los hechos concomitantes a la toma y establecer si realmente hubo o no desaparecidos” Fabio Valencia C.
“El humo no deja ver con claridad; los estallidos, las balas, los gritos, no dejan oír, escuchar y nadie sabe lo que está pasando, o sí, fue la toma por parte de unos subversivos y la posterior retoma en defensa de la democracia por las autoridades.
Afuera la conmoción es casi igual. Carreras para cualquier lado, gritos, órdenes, cámaras que “cliquean” a todo lo que se mueve a o está quieto. Es el afán de la violencia, de la sangre de muchos, del miedo de todos, de la soberbia de unos pocos y la incoherencia del ser humano.
Las cámaras, los medios, los periodistas, observan, toman, escriben, graban y en medio de esta barahúnda empiezan a salir hombres y mujeres acompañados o llevados por militares, nuestros soldados.
“Había logrado este empleo, estoy contenta con lo que gano y el trato es muy agradable. La cafetería es cómoda, el público es constante y los magistrados, abogados, políticos y todos los que trabajamos aquí son respetuosos. Es bueno trabajar aquí y todo se rompió ese día cuando bajaron por las escaleras esos armados y que nos pasáramos al segundo piso. Obedecimos ¡cómo no hacerlo¡ Lo peor vino después: Estallidos de granadas, de bombas, gritos, golpes, carreras, humo y encerrados en el baño con los ojos bien abiertos, sólo mirándonos ¿Cuánto tiempo? Mucho y el soldado que abre la puerta y nos llama con la mano. Vamos a salir, lo seguimos. Me resbalo y caigo un poco por las escaleras pero el militar me coge, me levanta y vamos hacia la entrada. ¡Gracias a Dios estoy con el ejército¡ Me llevan a la Casa del Florero ¡Me salvé¡ ¡Estoy viva¡.
¿Qué está pasando allá adentro?. Estoy pegado al televisor y con el radio a todo volumen desde que me dijeron que se habían tomado el Palacio de Justicia, allí trabaja mi hija, en la cafetería, un buen trabajo, la quieren mucho y ella está contenta, va a estudiar derecho de noche”. La mamá no para de llorar porque dicen que hay muchos muertos, que todos los de la cafetería murieron. El ejército ya entró y me duelen los dientes de tanto apretarlos. Están saliendo. Sí, hay vivos. Los soldados están sacando gente, señores de corbata, muchachas y esa, sí, es ella, mi hija, mire mija es ella, es nuestra hija. ¡Gracias a Dios está viva¡ ¡La salvó el Ejército¡ Bravo por ellos, son unos berracos, me salvaron a mi niña.
Tranquila mija, que los llevaron a la Casa del Florero, que esperemos. No llega, ya es de noche. ¿Será mañana? No dormimos esperando su llamada o del ejército para ir por ella. Amanece. Teniente, en donde están los que trajeron ayer, mi hija debe estar con ellos. ¿Qué no? ¿Qué ya no están aquí? ¿A dónde los llevaron? Teniente, con quien hablo, a quien le pregunto, quien me responde. Otro día y nadie da razón. Que los llevaron, que los soltaron, que se fueron y ahora es que no aparece en una lista y yo les muestro las fotos de la prensa y allí está mi hija llevada por el soldado. ¿En donde está? ¿Adónde la llevaron? ¿Quién responde?.
Ahora, después de tantos años sancionan a un coronel. ¿Se hizo justicia? ¿Justicia para quien? ¿Para mi hija? ¿Debo estar contento? Mi hija fue asesinada o desaparecida y no por la guerrilla. ¿Nadie es responsable? ¿Fue el estado? ¿Quién es el estado? ¿Nadie mandaba? ¿Quién responde?
Y como no fueron sus hijos, ni hermanos, ni esposos, les duele, les da tristeza y como no aparecen ni sus cuerpos, ya los ponen en duda.
¿Hubo toma y retoma del Palacio de Justicia? Embúa.
gepiro1@hotmailcom.