El problema se convirtió en noticia de todos los días, uno o dos muertos; uno, dos o tres heridos, en accidentes donde las motocicletas son las protagonistas. Se trata de una tragedia que está afectando a todo el país, pero que en nuestra región, insistimos, se ha convertido en un hecho diario.
Algunas veces los accidentes son entre motos y automóviles, o buses y camiones, pero también se han registrado choques entre dos motos, o entre las estos vehículos y los árboles, los postes o los andenes por el sueño o el descuido de los conductores.
En la gran mayoría de los casos es evidente el abuso del alcohol; en otros, creemos que es la falta de condiciones mínimas de seguridad, como el casco, el chaleco, o el abuso en la velocidad de un vehículo que por sus mismas características físicas tiene una gran movilidad. Pero, ¿en los otros?…
La región y el país, en general, tienen que reflexionar sobre este gravísimo problema que es la accidentalidad en motos, que le está representando altísimos costos al Sistema General de Seguridad Social en Salud, pero sobre el cual las EPS, ni las IPS se quejan ya que tiene detrás el popular SOAT, que hace que estos eventos catastróficos se han vistos como una atractiva fuente de ingresos para estas instituciones…
Pero detrás de esa pasividad, gracias a la efectividad del SOAT, se esconde una verdadera tragedia que ha enlutado a miles de familias en todo el país, pero nos preocupan, esencialmente, los casos ocurridos en la Costa Atlántica, y en particular en El Cesar y la Guajira.
Nos preguntamos, así a vuelo de pájaro, como se dice vulgarmente, ¿si a los motociclistas se les están haciendo los exámenes de rigor y la instrucción necesaria para comenzar a conducir un vehículo tan peligroso?. ¿Cuáles son estos exámenes y quien los realiza?, ¿Son idóneos y están bien entrenados y capacitados los motociclistas a la hora de encender y andar en estos veloces aparatos?.
El gobierno nacional, lo hemos dicho varias veces en estas páginas, está en mora de legislar para controlar todos los problemas que se están generando alrededor del aumento del parque de motos en el país, que hoy invade a todas las ciudades, como instrumento de trabajo, pero también como alternativa popular y económica de transporte. Ni que decir del problema del mototaxismo, cuyo tratamiento duerme el sueño de los justos, mientras el fenómeno se crece día a día.
No obstante lo anterior, ante el aumento de estos tipos de accidentes, consideramos necesario que la Policía Nacional, seccional Cesar, particularmente la Policía de Carreteras, intensifique sus campañas de prevención y orientación a los motociclistas, como también a los conductores de otro tipo de vehículos (automóviles, buses y camiones) que – muchas veces- no respetan al que va conduciendo la moto o la bicicleta.
Pero también se hace necesario aumentar los controles y las sanciones a los conductores de motos que sean encontrados tomando trago, o sin los respectivos instrumentos de seguridad como el casco, el chaleco y los papeles de su vehículo en regla.
No se puede desconocer que buena parte del problema se debe al abuso de los motociclistas, por exceso de confianza, por abuso del licor, reiteramos, como también por impericia; en este sentido, es fundamental el consejo familiar de prevención y cuidado en el uso de estos vehículos, que tampoco se deben estigmatizar ya que, en la mayoría de los casos, es la única alternativa para muchos sectores de la población por razones económicas. Pero, insistimos, en la urgencia de mayores actividades de prevención y control por parte de las autoridades.
Estamos seguros que una alianza tácita entre los mismos conductores de motos, conductores de otros vehículos, autoridades y medios de comunicación puede ayudar a prevenir, o – por lo menos- a reducir, esta altísima accidentalidad que se está presentando con las motos y que tanto luto y dolor está dejando en muchos hogares de la región, en la mayoría de los casos con viudas y huérfanos en la tristeza y en una mayor pobreza ante la pérdida de ese ser querido.