Por: Gustavo Cotes Medina
En esta campaña presidencial el país se polarizó entre el voto pasión y el voto racional sin que los electores examinen plenamente el contenido y alcance de los programas de sus candidatos, porque los espacios en los medios estén copados por las cifras de las encuestas, slogans de las campañas y redes sociales.
De acuerdo con las últimas tendencias de intención de voto, tendremos una segunda vuelta reñida, con alianzas inteligentes, tensiones, ingenio publicitario y más volumen de ideas. Para sus simpatizantes, Mockus es una expresión de rechazo a lo que Santos representa y es una rebelión contra las intenciones de la reelección, la corrupción, chuzadas del DAS y falsos positivos, entre otros.
En principio, Santos se está ganando todos los pecados de este gobierno, pero siento que Colombia está enferma con fiebre y nos queda la impresión que los colombianos “queremos elegir a un salvador y no a un presidente de carne y hueso”.
Antanas tiene una personalidad impredecible, pero es radicalmente legalista con virtudes y defectos. Es tolerante, pero al mismo tiempo asume posturas intransigentes y se vuelve autoritario. El campo internacional y la economía son sus debilidades, pero su vida pública con su equipo de trabajo está llena de logros y de obras que mostrar, lo cual genera tranquilidad.
A medida que se acerque el 30 de Mayo, Santos se verá acompañado por el aparato de las corrientes políticas tradicionales, pero nunca ha sido candidato, es un servidor público de trayectoria al que le ha faltado más contacto con la gente tal vez porque hoy las campañas son fundamentalmente mediáticas.
Mockus debe dejar a un lado los problemas de ritmo y de parsimonia que a veces lo muestran como un candidato vacilante y propenso a dar bandazos que lo obligan luego a rectificar. Los votantes esperan que Antanas ejerza un liderazgo activo y visible porque está representando una gran esperanza colectiva que no puede defraudar. Debe complementar su tendencia pedagógica con rápida capacidad de respuesta a los problemas del país.
Algunos columnistas consideran que las mareas solo causan destrozos; que Mockus significa el regreso a la decencia y a la institucionalidad y otros ven a Santos como más de lo mismo, pero que traza un cauce hacia un puerto seguro. ¡Considero que es un grave error clasificar y estigmatizar a los electores entre buenos y malos! Los dos candidatos presidenciales son excelentes con acreditados grupos de asesores que ambicionan una Colombia sin violencia, con justicia y esperanzas… ciertas.
Santos proyecta pragmatismo, autoridad y mucha seguridad. Mockus produce emoción e ilusión. Las coincidencias sorprenden. Las diferencias parecen limitadas en las políticas, pero son totalmente opuestas en la forma como los candidatos buscarán los resultados. Lo fundamental está en la manera de entender ellos la gobernabilidad, especialmente con el Congreso.
Santos y Mockus representan, respectivamente, el equilibrio de un buen gobierno con la clase política tradicional y el no negociar prebendas con la clase política para lograr los cambios que el país reclama con evidente urgencia! En esta patria compleja y exótica es más fácil elegir Presidente de la República que Fiscal de la Nación!.
A la hora de votar consulte con su conciencia y de manera libre, sea reflexivo, maduro y sabio. ¡No dejes que la emotividad y vistosidad de las campañas, personalicen el debate!
Fuentes: Columnistas Nacionales. Revista Dinero No 348.
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