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¿Quién nos entiende a los colombianos?

Por: Jose Gregorio
A ti Branch con toda mi alma.


Hoy  algunos colombianos se rasgan las vestiduras y la comunidad internacional se mata la cabeza producto de una confusión enconada, porque no logran entender esa incongruencia existencial, del pensar y el hacer del pueblo más inaudito del planeta.
El tratar de descifrar nuestro código genético para entendernos mejor es una tarea titánica, como la de nosotros los hombres en el quijotesco afán de entender a las mujeres; ignorando, nosotros los hombres, que las mujeres no se hicieron para entenderlas, sino para amarlas. Somos un pueblo en donde se vive una guerra inentendible las veinticuatro horas del día y los 365 días del año, sin saber por que, como, ni contra quien se lucha. Desde afuera un catalejo inmenso con un ojo de la misma dimensión nos observa, entonces parecemos lo que dijo Erasmo de Róterdam: un enjambre de moscas y moscardones matándonos unos a otros, o un cuerpo acuerpo de todos contra todos.
Somos, y no hemos dejado de ser, un pueblo que en toda su existencia marcó las clases sociales, piramidándolas de mala fe, y con una conclusión histórica: que cada vez los ricos serán más ricos, y los pobres serán más pobres, y una clase media sumergiéndose en un océano de dificultades.
Desde afuera el catalejo inmenso y el ojo de la misma magnitud concluyen la ironía capital jamás conocida: que somos el pueblo más feliz del planeta, y lo que más les impresiona es que los de las bases de la pirámide (los que comen caca y tienen la barriga pegada al espinazo) son más felices que los que se encuentran en la cumbre. ¡Válgame Dios!
Somos un pueblo con una malicia esplendente, canalizada para lo pernicioso; de hacerse  lo bueno estaríamos a la par de los países más desarrollados de América, porque tenemos una imaginación que nos lleva a convencer a un mundo perplejo carente de esa malicia e inventiva. Eso somos nosotros, el país del todo se puede.  Los doctos del mundo se afanan por encontrar un por que. Es por eso que tras los grandes proyectos del planeta está un colombiano colocando una camionada de arena; Tristemente detrás de los malos proyectos, también está otro coterráneo generando “ideas”. Estoy casi seguro que tras  de uno de los primeros secuestros que se dio en América (el de Atahualpa) por parte de Francisco de Pizarro; estuvo un coterráneo involucrado, tanto que las once mil mulas cargadas de oro cada una con cincuenta kilos que salieron del Cuzco para pagar el rescate, se perdieron en el camino, nunca llegaron a su destino y terminaron esas mulas en nuestro territorio (eso en mi imaginación).
En el  siglo  pasado(1827) la compañía alemana encargada de hacer el estudio de viabilidad de la construcción de un ferrocarril interoceánico en el istmo de panamá de 48 millas de largo, concluyó que el proyecto era viable con la condición de que los rieles no se hicieran de hierro, por ser un metal escaso en la región, sino que se hiciera de oro (saquen ustedes sus propias conclusiones); no vamos lejos, un pueblo tan chismoso como el mío, campeones del corre-ve-y-dile  (que por cierto lo quiero, pero le digo sus verdades) no hemos dado para averiguar quien fue el genocida que trajo al fantasma “Canosa Guerrero”; pues el secreto lo tienen cuatro, y dicen llevárselo a la tumba, y que el Cesar siga pensando que lo tiraron de un platillo volador y cayó sentado en el despacho. ¡Eso somos! Un pueblo que vivimos constantemente un yom kippur (el perdón absoluto de los judíos) es ese momento donde ignoramos que somos un pueblo consentido por Dios por esa catarsis instintiva, me refiero a la capacidad de perdonar y olvidar.
Hoy la comunidad internacional en lontananza se babosea el hocico porque el pueblo pedía un cambio. Las encuetas lo decían, el fervor convulso se podía apreciar, pero al momento de decidir, lo hicieron por el continuismo (según algunos), no entiendo pero hicieron tanto, que llevó a dejar sin piso las estadísticas, que son tan precisas en otros lugares del planeta, siendo instrumentos fundamental para la toma de decisiones; ¡y en nuestro país no sirvieron para un carajo!.
El pueblo sabía que Vargas Lleras era el mejor, que Antanas era “el cambio” (aunque no estoy de acuerdo) pero marcaron a Santos y lo hicieron Presidente, no se pregunten el porque, acuérdense que somos colombianos. Ah, y se me olvidaba, concluyo, Uribe en Colombia es intocable y no se pregunten porque, pero demostró serlo.

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