Y ADEMAS
Por: ALBERTO HERAZO PALMERA
La semana pasada nuestro flamante Ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, volvió a tocar el tema de la pena de muerte a raíz de unos crímenes horrendos, como el asesinato y violación de una niña de 11 años; con quien usaron métodos de tortura y también el asesinato con sevicia de dos distinguidos sacerdotes, el padre Rafael Reatiga Rojas y Richard Armando Pifano Leguado.
A raíz de estos dos hechos violentos, más otros, se ha vuelto a remover el tema de la pena de muerte. Me preguntó. ¿Será èsto una situación racional?..
Un gran sector del país, entre ellos algunos parlamentarios, han venido insistiendo al igual que el Dr. Vargas Lleras en el restablecimiento de la pena de muerte para delitos como terrorismo y hechos atroces.
Siempre estas propuestas aparecen, generalmente, como una reacción contra ciertos hechos violentos que por su gravedad afectan de manera notoria la percepción ciudadana de seguridad y hacen poner en duda la efectividad del Estado para enfrentar la violencia y delincuencia. Sin embargo, esas propuestas también se caracterizan por hacerse al calor de los acontecimientos y sin ninguna discusión previa que permita a la ciudadanía comprender, a través de su participación en el debate, la naturaleza de la sanción eliminatoria, sus efectos sobre los Derechos Humanos de los procesados, las posibilidades que entraña de hacer irreparable el error judicial y, en general, los argumentos sobre su racionalidad y su eficacia. Todos estos argumentos son más emocionales que racionales, y no encuentran sustento alguno en la realidad.
En el fondo, la posición de los defensores de la pena de muerte se origina en un deseo de venganza que surge, como repuesta instintiva, cuando se tienen noticias de hechos singularmente crueles, cuya ejecución genera escándalo en la opinión pública y produce un movimiento a favor de la ley y el orden. Esa respuesta, en muchas ocasiones solo consiguen acrecentar el sentimiento social de inseguridad provocada por la acción reprochable.
El restablecimiento de la pena de muerte va en contra de nuestra tradición jurídica. La última vez que se aplicó dentro del actual territorio colombiano fue en 1906, cuando fueron ejecutados los autores materiales del homicidio del General Reyes.
Pienso que la manera más congruente de poner coto a la barbarie que nos aqueja es proteger y promover los Derechos Humanos. Y además sigo sosteniendo que ninguno de los problemas del país se resuelve matando. Hace cuatro siglos advirtió Sebastián Catellio: “Nunca se vencerá el mal por el mal. El único remedio contra el asesinato es dejar de asesinar”. Ahí les dejo la inquietud…
CARLOS “Cale” ANDRES COTES MAYA
Es otro de los aspirantes al concejo municipal de Valledupar. Vallenato puro. 36 años de edad. Carlos Andrés se ha convertido en un verdadero líder de la comunidad. “Cale” como cariñosamente se le dice, es un prestante Administrador Financiero de la Universidad del Norte, especializado en Gerencia Pública de la Universidad de Santander. Hizo un diplomado en Desarrollo Endógeno y Globalización en la Universidad de Los Andes. Igualmente es capitán de la Reserva del Ejercito Nacional de Colombia.
Se ha desempeñado en el sector privado y oficial con mucho profesionalismo y capacidad. Ha sido director del Fondo de Garantías para el Cesar y la Guajira; Asesor de la Comisión Tercera de la Cámara de Representante y coordinador administrativo y financiero de INCODER-Cesar, entre otros.
Desde que comenzó de nuevo a sonar el nombre de “Cale” para el concejo municipal ha comenzado a recibir la más caudalosa adhesión y respaldo de todos los sectores populares, sin contar con otras adquisiciones de amigos, dirigentes políticos y órganos de expresión.
Este aspirante tiene mucho carisma y representa renovación y seriedad, reconforta encontrar en la nomina de aspirantes nombres como el de CARLOS “Cale” ANDRES COTES MAYA, creemos en él y sabemos que hará un papel importante al servicio de la comunidad, colocándose en la ribera opuesta de quienes llegan al concejo como politiqueros corruptos.
POSDATA: Quiero agradecerle a todos aquellos aspirantes al concejo que por cualquier motivo han sido cuestionados o tengan rabo de paja se abstengan de enviarme su hoja de vida para que sea publicada en esta columna.