Con una jornada basada en la espiritualidad y las costumbres de los pueblos indígenas comenzó la audiencia de observaciones en el municipio de San Juan del Cesar, La Guajira, donde los protagonistas fueron los miembros de la etnia wiwa y wayú.
Estos pueblos ancestrales fueron parte de los afectados con las más de 5.011 víctimas indígenas que se registraron por cuenta del conflicto armado.
Como ejemplo está Manuel Salvador Daza Villazón, miembro de la etnia wiwa, que perdió a sus hermanos Robinson, Pedro y Manuel Enrique Daza, asesinados por el Ejército para ser presentados como baja el 4 de junio de 2006.
“Yo no entiendo por qué el Ejército ponía la mira en los pueblos indígenas. Nosotros éramos blanco de esa gente. No encontramos lógica en eso. Son cosas que duelen”, manifestó Daza Villazón.
Agregó que sólo espera limpiar la memoria de sus hermanos luego de haber sido presentados como guerrilleros por los uniformados.
Pero otras familias también sufrieron la desaparición forzada y el reclutamiento por parte de grupos guerrilleros, así como le sucedió a Álvaro Segundo Vega Izquierdo con su hermana Elibeth Vega Izquierdo, reclutada a finales del 2000 por las FARC y muerta en un combate en el 2005 por tropas del Batallón Rondón.
Los pueblos indígenas soportaron la estigmatización e irrespeto a sus territorios sagrados.
“En el año 2004 entraron a la comunidad sin permiso, sin consultar a las autoridades indígenas, no tenían respeto, entraban como Pedro por su casa, hicieron amenazas, se llevaron chinchorro, se llevaron mochila y todas las pertenencias nuevas de la comunidad”, recordó José a Eduardo Paz Ipuana, miembro wayú.
Los señalamientos recaen sobre unos 80 comparecientes exmilitares investigados, entre los que se encuentran comandantes de batallones, jefes de inteligencia y otros de distintos rangos que estuvieron atentos por plataforma digital de las observaciones de las víctimas.
Las últimas audiencias de observaciones sobre este Subcaso Costa Caribe se realizarán el 27 y 28 de marzo en Barranquilla.