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Voyeurismo, cuando mirar genera placer sexual

Para muchos no es fácil entender que se pueda sentir placer al observar, generalmente a escondidas a personas desnudas, en vías de estarlo o practicando el acto sexual. Esta afición recibe el nombre voyeurismo.

De acuerdo con la sexóloga Nereida Lacera, el voyeurismo es catalogado en la sexología como una de las más de 130 parafilias conocidas, entendiendo éstas como las distintas maneras que tiene el ser humano de lograr su satisfacción sexual más allá de la relación íntima tradicional.

El término proviene del francés voyeur (mirón) y encierra en buena medida su excitación en el hecho de esconderse para observar, en otras palabras, no ser descubierto genera una emoción que incrementa el placer que produce lo que se está viendo. Es por ello que algunos especialistas no reconocen como voyeuristas a quienes son aficionados a la pornografía o a quienes pagan por ver un acto sexual en vivo.

Según los especialistas las parafilias se presentan con mayor frecuencia en los varones, pues sus mecanismos de respuesta ante un estímulo sexual (por ejemplo, mediante vista u olfato) les permiten excitarse fácilmente, lo que no ocurre en las mujeres, quienes generalmente necesitan del contacto físico.

Es importante reiterar que contra lo que se suele creer, el voyeurista suele no recurrir a agresiones o amenazas, y prefiere fisgonear a violar o abusar sexualmente.

Cabe señalar que quien tiene este tipo de tendencias busca saciar sus instintos al acudir a lugares públicos, como parques o playas, o bien, hacer uso de cerraduras o rendijas de puertas por las que apenas se pueda echar un vistazo. No obstante, algunos estudiosos de este tipo de casos, sólo consideran auténtico voyeurismo aquel que se practica con un elemento intermedio, por ejemplo, binoculares, catalejos o una cámara.

Como se indicó, el voyeurista se masturbará en ocasiones mientras mira, pero en otras la sensación será tan intensa que puede llegar al orgasmo espontáneamente con sólo contemplar.

Por otra parte, cabe destacar que los psicólogos consideran al voyeurismo problema mental cuando se lleva a cabo durante seis o más meses en forma continua, y que bien puede ser síntoma de una alteración psíquica, que en ocasiones puede ser grave.

El voyerismo es una fantasía muy extendida que no se limita sólo a la sexualidad. Todo aquel que se relacione con el hecho de espiar la intimidad de otra persona puede ser definido como voyerista. Es, por ejemplo, el caso de la telerrealidad, de la prensa rosa o de las páginas web que nos proponen introducirnos en la vida de las estrellas o de perfectos desconocidos. Todos estos medios se topan con las ganas individuales de un público de todos los ámbitos y generaciones

El voyerista se excita al pensar que puede ser descubierto mientras observa. El exhibicionista, sin embargo, lo hace por el simple hecho de ser visto. En el ámbito del psicoanálisis, el exhibicionismo está visto como lo opuesto al voyerismo, pero los dos se complementas y se sirven del mismo mecanismo: la erotización al observar/ser observado.

En países como Francia, el Código Penal sanciona con «un año de cárcel y 45.000 € de multa el hecho de atentar de forma voluntaria contra la intimidad de la vida privada de cualquier persona». En España el Código Penal sanciona el exhibicionismo, mientras que en nuestro país es sancionado con $393.449 de multa a quienes cometan actos sexuales en espacio público, entre otras infracciones.

Las parafilias más conocidas

Exhibicionismo: Mostrar los genitales por sorpresa.
Pedofilia: Espiar, tocar o abusar de los niños.
Gerontofilia: Tener una pareja sexual de la misma edad de los padres o abuelos.
Necrofilia: Practicar el acto sexual con cadáveres.
Sadismo: Producir deliberadamente dolor a la víctima para sentir placer.
Masoquismo: La excitación deviene de ser sometido violentamente o recibir agresiones físicas.
Fetichismo: Exteriorizar el deseo hacia alguna parte corporal, o hacia un objeto o prenda que utilice la persona deseada.
Zoofilia: También conocida como bestialismo, se refiere al sexo practicado con animales, que en algunos casos son entrenados para ello.

 

 

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