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Votantes desinformados eligen mal

Para Juan Pablo Herrera, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia (FCE UN), esta situación lleva a que los electores puedan caer en el proceso de aprendizaje social denominado “imitación de manada”, lo cual implica que toman decisiones que incluso podrían ser racionales basándose en las creencias públicas, pero que pueden distar mucho de la realidad. 

El académico, quien ha estudiado teóricamente los modelos de manadas y el aprendizaje social, explica que la conformación de grupos sociales mal informados y que actúan solo por imitación puede llevar a situaciones indeseables desde el punto de vista social. 

Por ejemplo en nuestra sociedad se ha posicionado la idea de que es mejor no votar porque todos los que aspiran a cargos públicos de elección popular llegarán a robar, o porque nunca llegarán los buenos. En este caso lo que se necesitaría, por el contrario, sería que más personas sufragaran por aquellos que no roban. 

¿Pero cómo saber quiénes son los honestos? Entre otras alternativas, acudir a fuentes de información primarias, acceder a los programas de gobierno alojados en sitios oficiales, cotejar los discursos con los hechos, analizar los historiales de los partidos y los aspirantes, menciona el profesor Herrera. 

Hace cuatro años, alrededor del 44 % de la población colombiana habilitada para votar se abstuvo de participar en las elecciones parlamentarias y cerca del 60 % en las presidenciales. Entre las respuestas a esa apatía general están el desencanto por los partidos tradicionales, la corrupción y una población muy poco informada; quizás este último factor sea uno de los que más incide, pero ha sido poco analizado. 

Desde la teoría 

En 2004, con Francisco Lozano, también docente de la FCE UN, el profesor Herrera realizó un estudio que fue publicado en laRevista de Economía Institucional de la Universidad Externado de Colombia, en el que intentaron establecer qué determinaba y cuáles eran las principales explicaciones de la formación de manadas en un sistema económico o social, entendiendo la manada como un proceso de decisión autómata que realizan diferentes agentes. 

Los investigadores encontraron que debido a que las manadas pueden ser entendidas como resultado de un proceso de elección racional, se tendría que reconocer que muchos agentes, en escenarios de información incompleta, se encuentran ante un dilema fundamental: lograr diferenciar entre factores idiosincráticos, propios a sus creencias, y aquellos que se forman a partir de las creencias sociales. 

Los académicos demostraron que las manadas, en ciertas condiciones, suelen surgir de manera repetida y, lo que es más preocupante, pueden conllevar a situaciones indeseables desde el punto de vista social. 

También demostraron que en situaciones en las cuales se les ofrecían mayores posibilidades de comunicación a los individuos y se mantenía limitada su memoria al tomar elecciones racionales se hacía inviable la ocurrencia de fenómenos de manadas. No obstante, uno de los resultados que más destacan es que, una vez limitada la memoria de los agentes, se volvió a encontrar presencia de manadas en circunstancias en las que los individuos deben tomar decisiones con información parcial. 

“¿Qué lecciones podemos retomar de estos ejercicios en época de comicios? Lo primero es que debemos tener en cuenta que cada persona avanza en una situación en la que su voto se da bajo incompletitud de información, y esto nos impone un reto muy particular: tomar decisiones que ojalá no respondan a fenómenos de imitación. 

¿Cómo se minimiza ese riesgo? Existen dos posibles mecanismos: uno desde la academia, evidenciando las falencias de nuestro sistema y diseñando foros educativos para los votantes, independientemente de cuál sea su filiación política. El segundo es invitando a participar de manera muy crítica, con menores asimetrías de información. “El país necesita ciudadanos con decisiones más responsables y menos sesgadas”, sostiene el profesor Herrera. 

Este domingo 11 de marzo, cerca de 36 millones de colombianos tienen la gran responsabilidad de elegir a quienes nos representarán en las 102 curules para el Senado y 166 para la Cámara. Ellos tendrán la responsabilidad del diseño institucional del país por medio de la expedición de leyes durante los próximos 4 años. 

La tarea no es fácil, debido a que son 2.957 candidatos a quienes los electores deberían conocer a profundidad. En este sentido, el investigador invita a minimizar las asimetrías de información remitiéndose al estudio de las diferentes propuestas y cumpliendo con los compromisos democráticos que tenemos como ciudadanos en las urnas.

*Tomado de la Agencia de Noticias de la Universidad Nacional.

Categories: Política
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