Saida Paola Duque Correa, una joven oriunda de Valledupar, que está viviendo de cerca el conflicto político en Egipto, atendió a EL HERALDO y le contó la difícil situación que están experimentando ella y un grupo de 5 colombianas radicadas hace 11 meses en Alejandría, donde cursan estudios de la lengua musulmana.
Saida, bacterióloga de 33 años, ganó una beca a través de la Mezquita Musulmán de Maicao, La Guajira, para estudiar el Islan. Desde Alejandría, la joven colombiana pidió que se agilicen los trámites para la repatriación de ella y sus compañeras, indicando que se trata de una situación difícil.
“La situación se está complicando con el pasar de los días. Sentimos que podemos perder la vida en cualquier momento. Los vándalos se han tomado las calles y hemos estado en medio de este conflicto”, afirmó. “Hasta el momento estamos bien, pero queremos que se agilicen los trámites para regresar a Colombia”, agregó.
Problemas para regresar a Colombia.
El vuelo que está programado para evacuar a los colombianos de Egipto sale desde El Cairo, a 3 horas por carretera de Alejandría, ciudad donde está radicada la joven vallenata, junto a la bogotana Leydi Paola Caicedo Espinel.
“Mañana saldrá un vuelo para Jordania evacuando a los residentes colombianos y chilenos, pero nuestro gran problema es que no tenemos la forma de transportarnos de Alejandría a El Cairo. Queremos que el Gobierno nos ayude a salir de aquí”, comentó.
Saida trata de mantener la calma. Su hogar se ha convertido en su gran refugio. De ahí solo sale para buscar tarjetas para llamar a sus familiares y para conseguir alimentos.
“En las noches azota la violencia. Los presos han salido de las cárceles y en la noche se toman las calles de Egipto, esto no es solo en Alejandría”, cuenta.
La joven vallenata lamenta todo lo que está pasando y asegura que esta no es la imagen de Egipto, un país al que califica como calmado y amable.
“Desde que llegamos todo había estado muy bien, el único problema que hemos vivido es este. Antes de todo el conflicto, Egipto era un país calmado, de gente amable y que nos han tratado muy bien. Pero ahora tememos por nuestras vidas y queremos regresar”, concluyó.
Tomado de:
EL HERALDO