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¿Tragedia anunciada?: la historia del hijo adoptivo de Valledupar que murió en un tiroteo en San Andrés

Sebastián Felipe Gómez ingresó a la Armada en el mes de enero de 2021.

La noticia primero llegó a la prensa nacional y después a la local, de ahí se regó como pólvora entre los habitantes del corregimiento de Valencia de Jesús, ubicado a unos 30 minutos del casco urbano de Valledupar. Nadie lo podía creer: Sebastián Felipe Gómez Soto, de 19 años, hijo adoptivo del pueblo, fue uno de los tres infantes de marina que murieron en un tiroteo ocurrido en un batallón de San Andrés. El atacante sería un compañero que después se suicidó.   

Gómez Soto nació el 22 de junio de 2002 en Pereira, pero terminó su educación en Valencia de Jesús, donde fue reconocido por haber participado en las actividades religiosas de la ‘Hermandad Jesús de Nazareno’ y en la organización del Festival Vallenato ‘Cantares de Calixto Ochoa’ del corregimiento en el 2018.   

“Hay que resaltar su paso por la hermandad, que se encarga de la realización de la Semana Santa años tras años y su participación en la Defensa Civil, la cual su mamá ayudó a crear”, manifestó Jorge Rosado, líder comunitario. 

La familia Gómez Soto vivió varios años en el corregimiento y posteriormente se radicó en Valledupar.  Pero el joven, por su parte, al terminar el bachillerato en el colegio de Valencia de Jesús decidió prestar el servicio en la Armada Nacional, a la cual ingresó el 27 de enero de 2021. 

“Él se sentía atraído por el agua y los barcos, además aspiraba a ser profesional y oficial, para eso quería estudiar Fisioterapia o Zootecnia”, dijo Karen Gómez Soto, hermana. 

Parecía el inicio de una carrera promisoria en la Armada de Sebastián Felipe Gómez, quien era extrovertido y disfrutaba su paso por San Andrés, retratando las bondades del mar, los paisajes y demás actividades para compartirlas en las redes sociales.  

Durante su estadía en el Batallón de Policía Naval Militar Nº11 con frecuencia hablaba con la hermana mayor Karen Gómez, a quien contó del comportamiento extraño de uno de los compañeros.   

El joven hizo parte de la comunidad religiosa del corregimiento. 

¿UNA TRAGEDIA ANUNCIADA? 

“Sebastián era el Secretario del Sargento Mayor y hace más o menos dos meses había comentado que estaba haciendo un acta porque un compañero de otro grupo lo iban a pasar para este (en el que estaban las víctimas) para estar más pendiente de él por tener problemas psiquiátricos; que se la pasaba amenazando a todo el mundo y decía que cuando le dieran un arma se iba a matar”, recordó la hermana del joven. 

La amenaza se cumplió a las 11:00 de la mañana del pasado 25 de diciembre, un día después que el país celebró la Nochebuena. Los infantes de marina Sebastián Felipe Gómez, Juan Criollo Tapiero y José Carlos Salgado Aguilar murieron tras ser atacados a disparos por el compañero. 

Junto a ellos estaba Adolfo Hernández Lora, quien resultó herido y fue trasladado a una clínica de la isla.  

El señalado agresor Andrés David Rodríguez Otero, natural de Aguachica, habría cometido el hecho con un arma de dotación cuando los uniformados estaban en el dormitorio del batallón.  Minutos después, aparentemente, se quitó la vida de un disparo. 

La noche del 29 de diciembre los cuerpos fueron trasladados de San Andrés hacia Bogotá, donde primero entregaron el cuerpo de José Carlos Salgado Aguilar a sus familiares. Asimismo, en horas de la madrugada del mismo día iniciaron vía terrestre el traslado del Infante de Marina Juan Criollo Tapiero, hacia el municipio de Neiva, Huila; el de Sebastián Felipe Gómez Soto, hacia el corregimiento de Valencia Jesús, zona rural de Valledupar; y el de Andrés David Rodríguez Otero, hacia el municipio de Aguachica, sur del Cesar.   

Sobre la tragedia, la Armada Nacional ha sido insistente en indicar que todo se encuentra en investigación y que realizan acompañamiento a los familiares.  

El cuerpo fue sepultado el pasado 31 de diciembre en Valencia de Jesús.

EL RECIBIMIENTO  

A pesar de que el pasado 31 de diciembre era la celebración de Año Nuevo, los habitantes de Valencia de Jesús se olvidaron por un momento de las fiestas y recibieron con pancartas los restos de Sebastián Felipe Gómez en un acto solemne. 

“Él era un niño al que todos conocían porque participó en la iglesia, en actividades en el colegio y en los eventos que realizaban. Entonces, los compañeros de la escuela, de la hermandad (religiosa) y el mismo padre querían que el sepelio fuera allá”, puntualizó Gómez. 

La multitud lo acompañó a su morada final en un recorrido presidido por los miembros de la Defensa Civil.  

Categories: Judicial
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