Por: Álvaro Lora García
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Como Félix Vera Guarín, de 73 años de edad, fue identificado el ciudadano que murió ayer atropellado por una patrulla de la Policía de San Alberto, la cual – según testigos- se movilizaba a alta velocidad por el centro de la población cuando embistieron a Vera Guarín, quien se encontraba sentado en la puerta de su casa.
El hombre, de oficio llantero, hacía algunos minutos se había sentado en una silla plástica color rojo y cuando trató de hablarle a un vecino para que le diera un tinto, la patrulla de la estación de policía del municipio de San Alberto lo atropelló y aprisionó su cuerpo que quedó entre el andén de su casa y la defensa del vehículo oficial.
El hombre, que perdió la vida de manera instantánea, quedó debajo de la defensa del automotor y ante la mirada atónita de los vecinos, solo alcanzó decir “la policía me mató”.
Los agentes que iban dentro de la patrulla, solo recibieron insultos de los vecinos y de la gran cantidad de personas que se abarrotaron en el lugar donde ocurrió la tragedia, ya que el conductor del vehículo, según familiares de la víctima, corrió la mencionada patrulla según ellos para borrar toda evidencia.
Yolanda Cruz Ropero, una de las testigos que se encontraba cerca del sitio del accidente, dijo que “yo vi cuando el conductor de la policía iba manejando hablando por el celular y eso de pronto lo distrajo y cuando quiso reaccionar ya era demasiado tarde y no pudo esquivar al viejo Félix Vera”.
Sobre esta afirmación EL PILÓN, consultó al coronel José Efraín Cruz Díaz, quien aseguró que estas afirmaciones no se pueden confirmar y que todo se sabrá en el transcurso de las investigaciones que se iniciaron una vez ocurrió el accidente.
Los familiares de la víctima solo dijeron que los policías, al mover la patrulla del lugar del accidente, borraron todos los elementos probatorios que pudieron haber sido importantes en el peritazgo que se hizo de manera técnica, por lo que reclamaron transparencia en las investigaciones.
Quien era Felix Vera
Félix Vera Guarín era un ciudadano de 73 años de edad, oriundo del municipio de San Alberto, donde los últimos años trabajó como llantero en una microempresa que había constituido con sus familiares.
Amigos y familiares catalogaron su inesperada muerte como una tragedia, ya que el hombre gozaba de buen aprecio en la comunidad de San Alberto y la región y más aún por su sentido de colaboración con todas las personas que lo abordaban en busca de cualquier ayuda.