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Una familia unida por un inmenso dolor hace once años

Once años después

“La última vez que lo vimos fue el 6 de marzo del año 2000, ese día se despidió porque iba de comisión a Codazzi. Desde entonces, cada noche sueño con su regreso, por lo que nunca voy a perder la esperanza de encontrar sus restos”, expresó Rosa Cecilia Osorio Calderón, viuda de Danilo Javier Carrera Aguancha, uno de los siete miembros del Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía, que hace 11 años fueron desaparecidos por un grupo paramilitar al mando de alias ‘El Tigre’, cuando realizaban la exhumación de un cadáver en zona rural del municipio de La Paz.

Antes de su desaparición, este Técnico Judicial, de 31 años de edad, que tenía siete de estar trabajando con la Fiscalía, alternaba esta actividad con su carrera de Matemática y Física que cursaba en la Universidad Popular del Cesar.

“El soñaba con terminar su carrera universitaria para  ser profesor, pero le dieron la oportunidad de trabajar en la Fiscalía y – sin embargo-, seguía estudiando”, indicó la mujer que estuvo casada durante ocho años con el investigador.

Karen Lorena y Hernando Javier, de 14 y 16 años, respectivamente, son el fruto de ese amor; quienes hoy son dos adolescentes que a pesar de no haber crecido con la presencia de su padre, han tenido el apoyo de una madre que ha tomado las riendas del hogar y que trabaja incasablemente para sacarlos adelante.

“Me hace mucha falta, es triste ver como a otros niños sus padres los llevan al colegio y en esos momentos siempre lo recuerdo”, expresó Karen Lorena, mientras observaba el retrato de su papá.

Pero el sufrimiento de la viuda y sus dos hijos, es compartido especialmente con Marina María Aguancha, a quien su amor de madre no le permite resignarse y guarda la esperanza de que el tercero de sus cinco hijos aparezca.

“Mientras esté viva y no encuentre sus restos, tendré la firme ilusión de volver a ver a mi hijo”, indicó.

Suegra y nuera, conviven en la misma residencia del barrio Los Fundadores de la capital del Cesar, de donde el 6 de marzo del año 2000, partió ese hijo, esposo y padre. Estas dos mujeres mutuamente se dan ánimos para soportar el dolor que les ha ocasionado no tener pistas sobre el paradero de uno de sus seres más queridos.

“A veces estoy durmiendo y siento que mi hijo toca a la puerta, por eso siento que cualquier día de estos va a regresar”, es una de las ilusiones que – según Marina María Aguancha.- la mantienen en pie.

Cada mes de marzo los recuerdos invaden a los familiares de Danilo Javier Carrera Aguancha, los agobia el llanto y el dolor, pues con el paso del tiempo, según las autoridades son menos las posibilidades de hallar los restos de los detectives; esta y las otras seis familias no pierden la esperanza de que algún día su incesante búsqueda vaya a tener un final, aun con la certeza de que no será un final feliz.

Su última misión

Carlos Arturo Ibarra Bernal, Hugo Alberto Quintero Solano, Danilo Javier Carrera Aguancha, Mario Abel Anillo Trocha, Israel Alberto Roca Martínez y Jaime Elías Barros Ovalle, investigadores del CTI  de la Fiscalía seccional Cesar, el 9 de marzo de 2000, se movilizaban  en una camioneta Toyota Land Cruizer, color rojo de placas MIL-597, y otra camioneta laboratorio Chevrolet Luv, de placas OIR-051.

Los funcionarios se disponían a realizar la exhumación del cadáver de Alcides Tiburcio Rivera Palencia, persona desaparecida el 15 de octubre de 1999, y que – según las investigaciones de la Fiscalía había sido enterrado por ‘paras’ en la finca ‘La Holanda’,  ubicada en el corregimiento de Minguillo, jurisdicción del municipio de La Paz.

De acuerdo a las versiones entregadas en Justicia y Paz, por ex paramilitares como Jhon Jairo Esquivel Cuadrado, alias ‘El Tigre’, en el desarrollo de esa operación los miembros del CTI fueron asesinados, descuartizados y los restos fueron desaparecidos por orden del extraditado ex jefe paramilitar, Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’.

Pero ha sido imposible para las autoridades establecer la ubicación de los restos, ya que los ex paramilitares que participaron del crimen se contradicen en las versiones rendidas ante Justicia y Paz.

La incesante búsqueda

Con el fin de dar con el paradero de los funcionarios desaparecidos la dirección seccional de CTI solicitó a la Fiscalía General de la Nación, diligencias de allanamiento y registro en la zona que visitaron los investigadores cuando fueron interceptados por paramilitares.

Fue así como el 11 de abril de 2000, el CTI y la Policía Nacional en operación de registro a la hacienda ‘San Gabriel’, fue hallado en medio de un matorral la camioneta Toyota Land Cruizer, color rojo de placas MIL-597, en la cual se movilizaban parte de la comisión judicial desaparecida. Días después el administrador del predio fue asesinado.

El 18 de abril del mismo año, el Cuerpo Técnico de Investigación, seccional Cesar, solicitó a la Dirección Nacional del CTI, que la investigación por el caso de los siete funcionarios desaparecidos fuera asumida por un Fiscal de la Unidad Nacional de Derechos Humanos y DIH de Bogotá.

Al mes siguiente, otra comisión del CTI inspeccionó la finca ‘La Holanda’ y logró hacer la exhumación de Alcides Tiburcio Rivera Palencia.

En junio de 2010, mediante interceptación de llamadas telefónicas
y con testimonios de campesinos de la zona de la desaparición, lograron establecer que alias ‘El Tigre’ había liderado el crimen de los investigadores.

Desde el año 2008 hasta la fecha las autoridades han realizado varias  de  diligencias exhumación en  haciendas ubicadas de los municipios de Codazzi, La Paz, El Paso, Becerril y La Jagua de Ibirico Cesar, verificando informaciones de ‘exparas’ sobre la posible ubicación de las fosas donde se encuentran los restos de los siete servidores del CTI, todas con resultados negativos.

Categories: Judicial
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