Los familiares de la ingeniera industrial Olga Lucía Campuzano Castro, funcionaria administrativa de la empresa minera Prodeco, ayer reclamaron en las instalaciones de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Valledupar, el cuerpo de esta destacada profesional que recibirá el último adiós en su natal Maicao, La Guajira.
“Olga Lucía era una mujer muy emprendedora, humilde, dispuesta, cumplidora de su deber, lo que ella se proponía lo hacía realidad, una mujer dulce que alegraba a los corazones con su sonrisa, muy aplicada, de excelsas calidades y cualidades humanas, solidaria y humilde, a pesar de su cargo ejecutivo”. Así la describió uno de sus familiares que ayer se encontraba en la parte externa de la morgue.
La joven de 29 años fue la única víctima fatal del accidente de tránsito registrado el miércoles entre el municipio de Codazzi y el corregimiento de Casacará, cuando la buseta en la que viajaba con ocho ocupantes más se volcó al ser impactada por una volqueta.
Los heridos en este percance fueron identificados como Tobías Enrique Cotes Ariza, Eduard Peñaranda Avendaño, Ronald Rafael Ballesteros Arzuza, Guillermo de Jesús Calao Anaya, Evert René Pez Badillo, Carlos Alberto Silvera Bustos, Claudia Patricia Plata y Luis Manuel Fuentes Melo.
Todos los ocupantes de la buseta afiliada a la empresa Sensación de placas SIT-817, están adscritos al área administrativa de la compañía minera y se dirigían hacia la capital del Cesar a ampliar sus conocimientos sobre seguridad industrial, cuya capacitación se había iniciado en las instalaciones de la empresa minera.
¿Quién era la víctima?
Olga Lucía había nacido hacía 29 años en el municipio de Maicao, La Guajira, del hogar formado por Edgardo Campuzano Zárate y Amparo Castro; cursó el bachillerato en su tierra natal, se graduó con honores como ingeniera industrial en la Universidad del Norte de Barranquilla; ingresó a trabajar a los 19 años en el Cerrejón, donde duró siete años; llevaba tres años vinculada a Prodeco. De igual forma se conoció que era soltera pero comprometida, residía en Barranquilla.
Por Abdel Martínez Pérez /EL PILÓN