Por Juan Rincón Vanegas
Que mejor regalo para el hombre que le puso letras y melodías a las historias cotidianas, que supo darles la nota exacta hasta meterse en el pentagrama del mundo en forma de sabanales, lirios rojos, mujeres y personajes que tienen su propia identidad.
A pesar de las dolencias del cuerpo que hace que no sea un hombre libre y tampoco pueda tener como cómplice un acordeón para aterrizar cantos en cualquier lugar, volvió a hablar, especialmente del homenaje que recibió en el 45° Festival de la Leyenda Vallenata.
Sentado en una mecedora, bien vestido como es su costumbre y luciendo una gorra de su numerosa colección, agradeció haberlo hecho pasar los días más felices después de caer enfermo.
Por su mente corrían demasiadas palabras que quería decir de un solo golpe, pero de un momento a otro se serenó y dijo: “pregunte que ‘El Negro Cali’, responde”.
Con esa salida comenzó la anhelada entrevista donde el maestro daba sus conceptos sobre estos días donde los notas de los acordeones, versos y los cantos vallenatos estaban marcados con su nombre.
Maestro Calixto. ¿Ya pasado el homenaje qué puede expresar?
Esto es indescriptible. Tantas muestras de cariño me hicieron llorar como un niño. Irrepetible, inigualable, Dios les pague a todos. Lo que más me gusto fue el entusiasmo del público. Yo creo que otro homenaje igual va a ser muy difícil. Me lo hicieron antes de morirme porque los homenajes deben hacerse en vida.
¿En que lugar sintió mayor emoción?
En todos. Cuando el presidente Juan Manuel Santos, me dedicó hermosas palabras. El homenaje en sí de la Fundación Festival, al llegar a la plaza Alfonso López, donde me coroné Rey Vallenato en 1970. El regreso a mi pueblo Valencia de Jesús. En fin, en todas partes hubo entusiasmo y no pude contener las lágrimas y por eso me puse gafas oscuras, para que poco se dieran cuenta. Sabes, a raíz de la isquemia cerebral he quedado llorón, pero ahora había un motivo especial.
¿Cómo le pareció que más de 150 niños pintaran teniendo como base sus canciones y personajes?
Excelente. Me llamó la atención ese concurso de pintura y son momentos de recuerdos que se llevarán muy dentro, hasta que Dios quiera y me tenga con vida. Todo lo que hicieron y me dieron me dejó completamente agradecido. Los estudiantes pintaron cosas bellas y eso ha servido para que niños y jóvenes conozcan mis canciones. Tengo en mi poder los tres cuadros escogidos y me llamó la atención el ganador: ‘El viejo del sombrerón’ donde se pinta la historia de una manera llamativa.
En el festival se interpretaron más 500 veces sus canciones a través de los 320 acordeoneros inscritos para que de esta manera se unieran al homenaje. ¿Qué concepto le merece ese homenaje musical?
Esa idea me pareció fabulosa. Le doy gracias a todos los acordeoneros profesionales, aficionados, juveniles e infantiles, y lo hago extensivo a los de las agrupaciones vallenatas. Esto ha servido porque había muchos que no conocían mi música, especialmente las nuevas generaciones y ahora es diferente porque saben que el cancionero mío es extenso.
El presidente Juan Manuel Santos en su discurso de inauguración sacó a relucir una frase de Consuelo Araujonoguera que dice: “Calixto Ochoa…es extraordinario, es el representante de la clase vallenata que tiene sabor a tierra, a boñiga, a ganado, a campo, a trabajo, a sudor, a esfuerzo. Yo diría que Calixto Ochoa, es lo más auténtico dentro de la música vallenata”. ¿Cómo analiza esas palabras que es su oportunidad le dedicara la principal gestora del Festival de la Leyenda Vallenata?
Era que la nunca olvidada Consuelo Araujo, toda una señora que nos sacó adelante y hoy el Festival Vallenato se debe a ella, sabía cuales eran mis cualidades, aunque no alcanzó a conocer todas mis canciones. Ella, sabía quien era yo musicalmente y de donde venía. Sabía que era un buen compositor y acordeonero que le di a mi región ese orgullo.
De su época cuando ganó la corona en 1970 hasta este momento ha cambiado mucho el Festival Vallenato, especialmente por la afluencia de participantes. ¿Qué opinión tiene usted del trabajo que se viene haciendo?
El Festival Vallenato ha crecido mucho, no es ni la milésima parte de cuando comenzó y todo se debe a la buena organización que se le ha dado. Yo recuerdo que cuando yo gané fueron pocos los participantes y me pagaron 10 mil pesos, ahora el Rey Vallenato se gana 16 millones de pesos. Imagínese, yo cuando eso me compré un reloj marca Ferrocarril de Antioquia, fue lo único que hice porque el premio era poquito.
El cierre del Festival de la Leyenda Vallenata estuvo a cargo del artista Juanes, quien interpretó dos canciones suyas: ‘Los sabanales’ y ‘Lirio rojo’. ¿Qué tiene que decirle a Juanes, quien le hizo ese homenaje?
Juanes es una gloria de Colombia y de manera sincera le mando las gracias por hacerme ese homenaje. Las cantó bien, especialmente el sostenido que hizo en la canción ‘Los sabanales’. Para Juanes un abrazo y me cuento entre sus admiradores.
La anécdota del beso
En su visita a su pueblo, Valencia de Jesús, el maestro Calixto Ochoa, fue sorprendido por una de sus paisanas, al hacerle la petición a su señora Dulsaide Bermúdez, para darle un beso. Antes de que ella contestara él dijo: “Para dar un beso no se pide ningún permiso porque el amor es libre. Démelo cuando quiera”. Ante la contundente respuesta los aplausos no se hicieron esperar y la paisana cumplió su cometido.
Enseguida entró en una disertación sobre el papel de las mujeres en su vida, a las cuales las ha premiado con infinidad de canciones y detalles. “La mujer marca la vida de todo hombre porque es la diosa del amor. Ya lo dije que una casa sin mujer no es más que un infierno y añado, una casa sin mujer es como un velorio sin gente”. Enseguida exaltó a su compañera Dulsaide del Rosario Bermúdez Díaz, de quien anotó que “ella es mi ángel, ha hecho muchas cosas por mí, especialmente su atención en estos momentos que siempre le agradezco”.
Definitivamente el maestro Calixto Ochoa nunca quiso que esos días del homenaje se fueran como perfume al viento y ahora vive del recuerdo con el agravante que lo arropa la nostalgia, pero como el mismo lo señala: “Ese homenaje no se lo vendo a nadie, porque me hizo el hombre más feliz del mundo y eso vale más que cualquier plata”.
Volvió a llorar y con un pañuelo blanco se secó las lágrimas. Guardó un breve silencio hasta decir: “Colombia, todo lo que llevó aquí en mi pecho, todo es para ti, el amor que es lo más grande, todo es para ti”…
El maestro Calixto Ochoa no dijo más. Las palabras pasaron a segundo plano porque únicamente el corazón hablaba por dentro…
Momentos inolvidables para el maestro Calixto
Desde el 23 de abril hasta el dos de mayo el maestro Calixto Ochoa, vivió gratos momentos que lo hicieron tomar nuevos aires de vida y ponerlo a paz y salvo con todos los amantes de la música vallenata.
En esos días fue el protagonista principal del 45° Festival de la Leyenda Vallenata y desde cuando se presentó en la Biblioteca Departamental ‘Rafael Carillo Lúquez’ donde se celebró el Foro y Conversatorio, pasando por el Parque de la Leyenda Vallenata ‘Consuelo Araujonoguera’, la Plaza Alfonso López y su querido pueblo Valencia de Jesús, sintió como dice la canción toda la efervescencia del cariño transformada en aplausos, elogios y discernimiento de su obra musical que suma más de mil 223 canciones.
En el lugar donde se desarrolló el foro y conversatorio se hizo una elocuente exposición de su obra y su vida partiendo con los trabajos del campo hasta llegar a Sincelejo pasando por distintos lugares en Colombia y el exterior.
La conclusión después de varias horas de literatura, poesía y tocar temas adherentes a su filosofía musical es que “a pesar de no tener un alto grado de estudios, supo darle el giro adecuado a las cosas cotidianas y convertirlas en canciones, y de esta manera ser un genio y figura de la música colombiana, con énfasis en la vallenata. Por lo anterior es un grande entre los grandes”.
Su estadía fue de mucha emoción en la inauguración del festival en el Parque de la Leyenda Vallenata donde el presidente de la República, Juan Manuel Santos; el Gobernador del Cesar, Luis Alberto Monsalvo; el alcalde de Valledupar, Fredys Socarrás y el presidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, Rodolfo Molina Araujo, exaltaron su aporte a la música vallenata y más su calidad humana.
Donde la felicidad traspasó la barrera de su corazón fue cuando se presentó en la tarima ‘Francisco El Hombre’ de la Plaza Alfonso López, en la cual en 1970 se coronó como Tercer Rey Vallenato. No aguantó y lloró.
“Todos los recuerdos se me juntaron y me acordé de tantas cosas bonitas que viví y que marcaron mi vida”, dijo el maestro Calixto Ochoa.
Para cerrar su gloriosa correría visitó a su pueblo, Valencia de Jesús, donde recibió el cariño de su pueblo, y no pudo contener las lágrimas al encontrarse con familiares y viejos conocidos.
“Regresar a mi pueblo Valencia de Jesús fue un reconcilio con mi alma. Cada pedazo de esa tierra me hizo recordar la bella época donde nacieron mis primeras canciones y todo lo que significa el comienzo de mi vida. Ya lo dije y lo repito que cuando Dios decida llamarme que me sepulten en mi tierra”.
El maestro Calixto Ocha viajó feliz a Sincelejo llevando como equipaje un inmenso cargamento de alegrías, miles de bendiciones y hasta un beso pedido que él no rechazó, porque un beso es el verdadero alimento de una vida que ha matizado su más grande sentimiento de hombre bueno y noble.