Son encontradas las versiones en torno a la muerte de un interno de la Penitenciaría de Alta y Mediana Seguridad de Valledupar, quien registraba cortaduras en la venas sus brazos.
El levantamiento al cadáver estuvo a cargo de la Sijín en la Clínica Médicos Limitada de esta capital, hasta donde había sido remitido desde el hospital Rosario Pumarejo de López, luego de haber recibido la atención primaria en el dispensario del centro carcelario.
La víctima, Erick Miguel Orozco Rosado, de 28 años, nacido y residente en Valledupar, falleció a las 9:00 de la noche del pasado jueves 17 de julio, tras desangrarse luego de una lesión en las venas al parecer con elemento cortante de fabricación carcelaria.
Mientras tanto, su progenitora, Yenis Rosado Salgado y demás familiares refutaron esa apreciación, por cuanto el interno según el INPEC, se cortó las venas en horas de la mañana del mismo jueves y ninguna de las directivas del centro penitenciario se dignó en llamarlos para informarle de esa novedad y ellos se enteraron del fallecimiento en horas de la mañana de ayer viernes por los medios de comunicación radial.
“Para nosotros, es que a él lo mataron en su celda y lo quieren pasar como si se hubiera suicidado, porque recientemente hablamos con él y nos manifestaba que estaba contento, porque en el mes de septiembre cumpliría los tres años de condena que impuso un Juez por el delito de hurto calificado, al hurtarle un celular a una persona en el barrio Siete de Agosto de esta ciudad”.
“Mi hijo, no sufría de depresión, ni tenía ninguna preocupación, antes por el contrario estaba feliz, porque le faltaban pocas semanas para regresar a su hogar. Vamos a llevar el caso hasta las últimas consecuencias, para que se esclarezca el hecho, porque tenemos sospechas que eso no fue así”. Dijo la madre, quien recordó que hace dos meses, la guardia al parecer le dejó el candado de la celda abierta y en la madrugada los llamados Ninjas (hombres del mismo penal que escalan con sábanas por los pisos hacia las celdas), intentaron matarlo y él como pudo se defendió reventando la losa de la cisterna hasta que llegaron los guardianes para protegerlo.
En principio a Orozco Rosado, lo habían enviado a la cárcel Judicial y luego fue trasladado a la Penitenciaría, ante el hacinamiento de esta fue ingresado a la torre número uno de la Penitenciaría, donde ocurrió el suceso.