Violencia intrafamiliar
La historia de amor de Angélica Magali Acuña Pinzón y Gilberto Antonio Lobo Lara, una pareja de sordomudos que hace aproximadamente seis meses habían decido terminar su relación, concluyó definitivamente con la muerte de la joven que – presuntamente- fue atacada a cuchillo por su ex, luego de una acalorada discusión.
El macabro caso de intolerancia se presentó ayer, a las 4:30 de la mañana, al interior de una vivienda ubicada en la calle 11 con carrera 13, en el barrio San Joaquín, de la capital del Cesar.
Los habitantes del sector, en un desesperado intento por salvarle la vida a Angélica Magali Acuña Pinzón, de 24 años, natural de Bucaramanga, la trasladaron con múltiples heridas de arma blanca hasta la clínica Cesar, donde los médicos confirmaron su deceso.
En ese mismo centro asistencial fue atendido Gilberto Antonio Lobo Lara, de 34 años, quien se recupera de las puñaladas que se presume el mismo se propinó luego de asesinar a su ex mujer. El hombre tiene vigilancia de las autoridades, para ser presentado ante un juez de control de garantías en el término correspondiente para la judicialización.
Hasta el lugar del crimen se desplazaron los peritos del CTI de la Fiscalía, quienes inspeccionaron la habitación y encontraron el arma con la cual se perpetró el homicidio.
La propietaria de la residencia, quien solicitó reserva de su identidad, manifestó que escuchó ruidos en el apartamento y que cuando salió a ver qué sucedía encontró al hombre ensangrentado que gritaba con su pequeño hijo de cinco años en brazos.
“Fue horrible ver como ese niño estaba estupefacto, luego de presenciar semejante escena. De inmediato lo agarré y le cambié la ropita para entregárselo a las autoridades”, relató la testigo.
De igual forma, precisó que la pareja de sordomudos hace un año y medio alquilaron el apartamento y que desde hace aproximadamente seis meses la mujer dejó el hogar junto a su hijo de cinco años, para irse a la ciudad de Bucaramanga.
“Ella llegó el domingo para que el niño viera al papá y para que él le diera la plata de la matricula del colegio, porque hoy precisamente tenía programado regresarse para Bucaramanga”, agregó.
El menor quedó a disposición del Instituto Colombiano del Bienestar Familiar, para ser sometido a un tratamiento psicológico debido al trauma que le debió ocasionar presenciar el asesinato de su progenitora.