Álvaro Lora García
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Preocupación existe entre algunos empleados y comunidad de la Asociación de Usuarios del Hospital Regional, José David Padilla Villafañe, de Aguachica, por el estado financiero y científico de la única institución de salud de segundo nivel que se encuentra en el Sur del Cesar.
Afirman que pasa el tiempo, y surgen los mismos interrogantes, sobre el horizonte del hospital que más es conocido por la influencia política de algunos directivos que por el mejoramiento en su estado económico.
Manuel Guillermo Olivella, veedor de la comunidad, dijo que: “Poner al desnudo la realidad del hospital, desconocida hasta la fecha por los aguachiquenses y su área de influencia es conocer a ciencia cierta el ensayo realizado por el Ministerio de Salud y la Protección Social, Ministerio de Hacienda y Crédito Publico y el Departamento del Cesar, esta situación fue tajante con la vulneración de los derechos laborales de los empleados, tal violación se origina en que la modificación de la planta de personal, es decir, la restructuración, no estuvo antecedida de verdaderos estudios técnicos; los estudios que se presentaron fueron tan solo un pretexto para despedir a algunos de los funcionarios”.
Puntualiza que vistos los perfiles del caso, la razón acompaña a la situación actual del Hospital Regional de Aguachica, pues aunque la supresión de los empleos estuvo antecedida por los estudios técnicos, donde fue notoria en grado sumo la precariedad de los mismos.
Explicando a fondo,Manuel Guillermo Olivella, afirma que:“Se alude al tiempo en que se empezó a gestar esta hecatombe laboral, alrededor de cinco años en que el presente caso, en distintos momentos, pero con tan largo tiempo, se realizaron varios estudios técnicos que concluyeron siempre en la misma fórmula: la supresión de empleos. A decir verdad, si los estudios técnicos realizados hubieran sido lo suficientemente concienzudos, y consultando los dictados de las ciencias de la administración, no hubiera sido menester más de uno de ellos. Pero sí de manera repetitiva se acude al expediente de modificar la planta de personal, so pretexto de que así lo aconsejan los dictámenes de expertos, ello por sí solo significa la comisión de errores de diagnostico”.
En entrevista con EL PILÓN, señaló que se buscan soluciones mediante el método de ensayo y error, o al tanteo, poniendo en peligro el derecho de los trabajadores y mostrando la poca seriedad de lo que denominan estudios técnicos. Son los propios resultados institucionales los que descalifican la estrategia de reducción de la nómina como remedio a la crisis institucional.
Aseguró Manuel Guillermo Olivella, que la magnitud del déficit que enfrentaba la entidad era tal que la existencia misma estaba comprometida, ese estado no surgió de un día para otro sorpresivamente, debió ser conjurado desde un comienzo y no con la aplicación repetitiva de la misma estrategia.
Se conoció que el tiempo pactado entre las partes para el cumplimiento del convenio de desempeño es de diez años, con un monto de 11 mil millones de pesos, entregado por las partes intervinientes para cubrir su vacío fiscal, con evaluación de su desempeño cada año, así se le condonaría una suma en millones de pesos, cuando los indicadores convenidos se cumplieran a cabalidad, de lo contrario, sería intervenido.
Este convenio de desempeño, explica Manuel Guillermo, se ha constituido en una espada de Damocles, que se cierne sobre el futuro del hospital sino se cumplen a cabalidad los indicadores del convenio como son: el financiero, de calidad, de producción, de recaudo y cartera, cargos administrativos, racionalización de gastos, portafolio de servicios, capacidad instalada, producción y eficiencia hospitalaria, equilibrio presupuestal operacional y comportamientos de pasivos.