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Se cumplen 30 años del secuestro del diputado Quintín Quintero

Ricardo ‘Quintín’ Quintero buscaría llegar a la Gobernación del Cesar

El pasado domingo 11 de junio se cumplieron 30 años del secuestro del diputado Ricardo Quintín Quintero Baute, en zona rural de Valledupar. Aquella madrugada de 1993, el diputado salió sobre las 3:00 de la mañana de su finca, ubicada en el corregimiento Los Venados, de Valledupar. De ida, caminó junto a sus animales. Se trasladaba hacia Quintelania, la finca de su padre ubicada en el municipio de Bosconia

Iba despacio para que no se muriera ningún animal. En la tarde regresé a Los Venados, pero en mi vehículo”, narra.  A mitad de camino, cinco hombres armados salieron de los árboles y le pidieron que parara. Lo amenazaron con rifles a él y a su acompañante. Para evitar disparos, bajó la velocidad y escondió el revólver que lo acompañaba. 

Sin dejar de apuntarle le pidieron que les diera un chance, que iban para la parte alta de la Sierra Nevada de Santa Marta. Imposible negarse. Al llegar le confirmaron lo obvio: había sido secuestrado por guerrilleros del ELN.

Dejaron el carro abandonado hasta donde pudo subir, cerca de un colegio. Al acompañante le dieron las llaves para que regresara, pero no sabía manejar. Le tocó caminar. 

Luego de varias horas subiendo por la Sierra Nevada de Santa Marta llegaron al lugar donde permanecería secuestrado durante casi 3 meses. “Lo primero que me dieron fue un pescado frito, pero viejo, estaba guardado. Ni hambre me dio”, sostiene el diputado. 

ACOMPAÑANTES

Desde entonces no dejaron de caminar. Al poco tiempo, escuchando la radio en cautiverio, Quintín se enteró que la guerrilla también había secuestrado a Rodolfo Molina, hijo de Consuelo Araújo Noguera, y a Miguel Meza Armenta

Por supuesto, el Ejército Nacional empezó los operativos y obligó a los secuestradores a moverse y huir de los helicópteros. 

En una de esas habíamos caminado tanto tiempo que yo estaba cansado. Los guerrilleros me empujaron hacia delante y pensé: ‘Me van a fusilar’. Yo quería darme la vuelta y quitarle el fusil. Pero en realidad me empujaron porque habíamos encontrado al otro grupo guerrillero donde estaban Rodolfo Molina y Miguel Meza Armenta”, relató Quintero. 

No era el único que se cansaba. En medio de los operativos, cuando los guerrilleros no podían seguir caminando se quitaban el uniforme y se hacían pasar por residentes de la zona. 

Fueron 97 días bajo secuestro. En la selva cumplió 23 años. Por aquella época, el tema de discusión eran las reformas y la Constitución de 1991, que permitió mecánismos como las tutelas. 

“Los guerrilleros jóvenes me preguntaban qué era la tutela. Yo les hablaba sobre lo que significaba y los derechos fundamentales. Ellos tenían una visión alterada de la realidad. Una vez que comimos guineo con queso me pidieron disculpas. Ellos como que creían que nosotros desayunábamos caviar todos los días”, comentó Quintín Quintero. 

LIBERACIÓN

Un 17 de septiembre de 1993, Día de Amor y Amistad, lo levantaron temprano y le dijeron que se cambiara porque se iba. Quintín Quintero cuenta que estaba incrédulo, no era la primera vez que lo decían.

En más de una ocasión estuvo cerca de ser liberado, sin embargo fracasaban las negociaciones con su familia. Pese a la incredulidad, ese día se acercó a Rodolfo Molina y le pidió que le escribiera algo a la mamá (Consuelo) para que se enterara que estaba bien. 

Durante cinco horas viajaron en mula hasta un río donde los esperaban sus familiares del otro lado. Como si se tratara de un canje comercial, hicieron el intercambio. “En ese momento estaba prohibido pagar. Todo era a escondidas. Fueron bastantes recursos. Dejaron sin liquidez a la familia”, relata el hoy diputado.

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Redacción El Pilón: