En fallo de segunda instancia, la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Valledupar revocó la sentencia condenatoria en contra del médico cirujano, Manuel José Del Castillo Amaris, de 72 años, en cuya ponencia actuó el magistrado Diego Ortega Narváez, tras resolver la apelación interpuesta por el abogado de la defensa técnica.
Cirujano condenado a 32 meses de prisión por muerte de paciente
La decisión judicial en primera instancia había sido proferida por el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Valledupar, en el que había sido condenado por el delito de homicidio culposo en actividad médica.
Según la mismas decisión judicial, la condena contra el profesional de la medicina fue improcedente, al tiempo que lo absuelve de toda responsabilidad penal, al constatar con la revisión de las pruebas practicadas, que las complicaciones presentadas por la paciente en la cirugía, obedecieron a riesgos inherentes al mismo procedimiento y que esos riesgos estaban incrementados por su delicado estado de salud. Asimismo, el Tribunal estableció que esas complicaciones fueron adecuadamente atendidas por el galeno, con el cuidado y normas de atención propias de la medicina.
El reconocido médico cirujano para la época de la intervención quirúrgica a una paciente menor de edad, estaba al servicio del Hospital Rosario Pumarejo de López de Valledupar, había sido condenado a dos años y ocho meses de prisión, tras concedérsele a ese fallo la suspensión condicional de la pena, es decir, que no podrá salir de país, debía presentar un buen comportamiento y podía ejercer su carrera profesional durante el mismo lapso de la condena impuesta.
El médico había sido señalado por la Fiscalía por el delito de homicidio culposo para la época del 30 de abril del año 2010, fecha en que realizó un procedimiento quirúrgico en el que la paciente Auris María Mandón, que ingresó al centro asistencial presentaba un fuerte dolor abdominal, vómitos constantes y tenía líquido en los pulmones. Ella luego falleció y sus familiares denunciaron al galeno por un presunto mal procedimiento.
Defienden al médico
La Asociación Colombiana de Sociedades Científicas se pronunció sobre el fallo proferido en contra del médico con un comunicado de prensa, en el que explica sobre las condiciones en que llegó la paciente al hospital:
La paciente se encontraba hospitalizada cuatro días antes sin una evolución satisfactoria, con un cuadro de infección generalizada originada en una neumonía bilateral severa, es decir, en un estado grave, con sospecha de infección por virus H1N1 (virus que estaba ocasionando epidemia en algunas zonas del país para ese momento). Al momento de la valoración del médico cirujano presentaba lo que médicamente se denomina acidosis respiratoria, que es una franca dificultad respiratoria, lo cual, sumado a la infección generalizada, llevaba a la inminencia de muerte a esta paciente. La dificultad respiratoria se debía al severo compromiso pulmonar por la neumonía que se había complicado por gran cantidad de líquido en la cavidad pleural, que es donde se aloja el pulmón, comprimiéndolo y disminuyendo aún más la capacidad respiratoria de la paciente; condición que no es causada por la actuación médica sino por la evolución de la enfermedad misma.
Qué hizo el médico
El procedimiento que realizó el cirujano fue una toracostomía indicada como medida de urgencia en ese momento para drenar el líquido pleural. Este procedimiento, avalado por la ciencia médica consiste en introducir a través de una pequeña incisión en la parte lateral izquierda del tórax, un dispositivo médico de forma tubular diseñado para ese fin, a la cavidad pleural para drenar el derrame. Durante la toracostomía se presentó una complicación al introducir el tubo, por las adherencias y alteraciones del pulmón por la neumonía que tenía la paciente. Esta situación fue manejada adecuadamente suturando el pulmón. Después del procedimiento la paciente presentó un paro que fue superado gracias a las maniobras médicas, no obstante presentó otro paro el cual no superó, pese a la reanimación.
Por Abdel Martínez Pérez