Seis meses después de haber sucedido un aparatoso accidente de tránsito en el sitio, el Instituto Nacional de Vías, INVÍAS, finalizó las obras de rehabilitación del puente Anime ubicado en la vía San Roque – La Paz, en el departamento del Cesar.
El puente estaba inhabilitado desde el pasado mes de abril. Para la época, un bus afiliado a la empresa Copetran sufrió un aparatoso accidente de tránsito que dejó dos heridos. El bus de placas TTV-505 transportaba 24 pasajeros con la ruta Bucaramanga – Maicao cuando se estrelló contra el puente por la famosa ‘curva de la muerte’, localizada a unos cuantos pasos del lugar.
Los afectados fueron el conductor de 31 años de edad y uno de los pasajeros, quienes se recuperaron en un centro asistencial de politraumatismo. “Desde el primer momento en que se presentó la emergencia el Instituto dispuso el personal técnico necesario para llevar a cabo las labores que permitieran recuperar la estructura. Desde entonces, ejecutamos obras de rehabilitación consistentes en la nivelación del puente, el retiro y reemplazo de elementos metálicos, la reconstrucción de losas, la señalización y la demarcación. Con estas acciones hoy podemos entregar un puente con altos índices de seguridad que beneficia a más de 5.000 usuarios de localidades del Cesar como Valledupar, San Roque, Santa Isabel, Rincón Hondo y La Jagua de Ibirico, además de quienes se movilizan desde La Guajira hacia el centro del país”, manifestó Guillermo Toro Acuña, director técnico de INVÍAS.
Según la entidad, con la rehabilitación del puente los viajeros logran una reducción de 30 minutos en los tiempos de recorrido y se disminuyen los índices de accidentabilidad en un 80 %. Además, se impulsa la reactivación económica de esa zona del Cesar, pues el comercio derivado del tránsito de pasajeros es una de las principales actividades económicas de los habitantes.
“Para su intervención invertimos a través del INVÍAS más de $645 millones con los que generamos 30 empleos locales. De esta forma, seguimos trabajando en proyectos que ofrecen una movilidad segura y promueven la equidad y la paz con legalidad”, dijo Ángela María Orozco Gómez, ministra de Transporte.
Esta zona es conocida como la ‘curva de la muerte’ porque viene de una recta de unos cuatro o cinco kilómetros y al final es una curva demasiada cerrada que carece de aviso y todo tipo de señalización.
Por eso, los habitantes y sobre todo los ganaderos de la zona han pedido su intervención entorno a mejorar la seguridad vial.