Las tecnologías toman mayor fuerza y esto hace que las personas también vivan ‘esclavizadas’ a estos aparatos que aunque algunas veces facilitan la vida, en caso de no controlarse puede causarnos graves daños a nuestra salud.
Según el Blog Tecnología para todos, hay personas compulsivas que duran hasta 16 horas conectadas a un dispositivo móvil, ya sea haciendo llamadas, jugando, chequeando mensajes, entre otras actividades. Esta conducta puede perjudicar los ojos, los músculos, los ligamentos, las articulaciones y las vértebras, afectaciones que se verán a largo o mediano plazo.
Escribir con los pulgares frente a un computador con la espalda encorvada puede conducir al desarrollo de sifosis, retracciones en los ligamentos de los dedos, tensiones musculares y alteraciones en los nervios como el síndrome de túnel del carpo.
El síndrome de Quervain afecta los pulgares y la epicondilitis son inflamaciones en los codos, otros problemas pueden aparecer en el cuello y en la columna que conducen al estrés como consecuencia del uso excesivo de teléfonos inteligentes que se está convirtiendo en problema familiar y social.
El blog también revela que, diferentes estudios revelan que la miopía en el mundo aumentó al 35% desde la masificación del teléfono inteligente. Los ojos también deben tener una frecuencia de parpadeo, el estar continuamente frente a pantallas, la tasa de parpadeo se reduce la tercera parte lo que afecta la córnea produciendo fatiga visual y el problema de ojo seco.
Existen personas que sienten ansiedad si no tienen consigo el teléfono o manifiestan angustia al estar desconectados, los más obsesivos sienten que su teléfono vibra, son incapaces de apagarlo o envían mensajes de texto mientras duermen, estos son síntomas de nomofobia, fobia a estar sin el teléfono.
¿Cómo mantener a raya las secuelas digitales?
1. Antes de dormir evite su teléfono, la luz brillante que emite la pantalla inhibe la producción de melatonina, una hormona que induce al sueño.
2. Deje el cargador en la casa para obligarse a usarlo con moderación.
3. Vincúlese a actividades divertidas donde no pueda usar su celular.
4. Antes y después de utilizar los dispositivo, haga ejercicios de calentamiento, flexione el cuello hacia abajo y después inclínelo a sus laterales; lleve lo hombros hacia atrás; doble y estire los brazos y, por último abra y cierre las manos varias veces, lanzando con fuerza los dedos. Todo en series de repeticiones de 10.
5. Por cada 60 minutos al frente del computador permanezca 10 de reposo: levántese mire a través de la ventana, parpadee y relájese.
Tecnoenfermedades en los niños
Estas llamadas tecnoenfermedades no solo están atacando a los adultos, también los niños son ‘atrapados’ por los avances tecnológicos.
En Tipkids hacen unas recomendaciones y un signo de alerta es cuando los padres luchan con los hijos para despegarlos del celular, computadora, videojuegos, tableta electrónica o todos a la vez, porque en estos casos, el niño puede estar padeciendo de las tecnoenfermedades, entre ellas:
1.- Wiititis: es la presencia de entumecimiento en músculos y miembros de las manos por el uso excesivo del videojuego Wii. A la larga los males pueden desencadenar en deformación de dedos o artritis.
2.- Efecto Google: Es cuando el cerebro almacena un menor número de información y pierde retentiva, esto como consecuencia del abuso del buscador más grande del mundo (Google).
3.- Depresión ‘social’: cuando un niño cuenta con redes sociales, normalmente el uso que les dan no es el más adecuado, menos si no lo hacen con la supervisión de un adulto. Pueden presentar síntomas de depresión.
4.- Cibercondría: se utiliza para catalogar a niños que buscan en internet síntomas de padecimientos. Por ejemplo: si a tu pequeño le duele la cabeza, puede buscar en la web y encontrar que una razón podría ser un tumor cerebral. Lo más recomendable siempre es que los lleves al médico y éste pueda despejar cualquier duda que surja tanto en tu pequeño, como en ti.
5.- Adicción a internet: éste trastorno se refiere al uso desmedido y excesivo de la web. El niño siente la necesidad de estar todo el tiempo en línea. Llega a la casa y lo primero que hace es encender la computadora para conectarse a internet y chatear o simplemente navegar en la red; dicha dinámica interfiere en su vida diaria. No está en la mesa para comer a tiempo, no realiza su tarea, no interactúa ni convive con la familia.
Por Redacción EL PILÓN