Los atentados del 11 de septiembre del año 2001 cambiaron al mundo. Esta semana, cuando se conmemoran 17 años de la tragedia, las imágenes, documentales y testimonios de lo que sucedió inundan de nuevo los portales de noticias. Aún así, no alcanza a conocerse la historia de casi 3.000 víctimas asesinadas, entre las que se incluyen 24 desaparecidos.
Víctimas sin nombre, la fatalidad que seguiría reinando en Manhatan durante años por los escombros y la historia de los sobrevivientes. Casi dos décadas después, recordamos lo que se descubrió tras los atentados del 11-S en Nueva York.
Los escombros seguirían matando durante los años siguientes
Miles de personas han sido diagnosticadas con cáncer, debido a su exposición a los escombros y humo que durante semanas contaminaron la conocida Zona Cero. Christopher Wray, director del FBI, informó en junio que el Programa de Salud del World Trade Center contabilizaba a la fecha 9.375 diagnósticos.
Las víctimas de los atentados no acabaron el 11-S. En total, 182 personas del Departamento de Bomberos de Nueva York han muerto por enfermedades relacionadas con las toxinas de la Zona Cero. Amas de casa y trabajadores de todo tipo en Manhatan aún sufren las secuelas del ataque.
“El cáncer no prescribe. No dejará de haber casos mágicamente en diciembre de 2020”, manifestó uno de los voceros de las víctimas. Para los neoyorkinos, la baja Manhatan se convirtió en un “pozo de cáncer“. Afecciones gástrointestinales, respiratorias y neurológicas también se volvieron comunes.
Muchas víctimas se quedarían sin identificar
Casi 3000 personas de más de 80 nacionalidades murieron ese día. Quizá una de las más conocidas sea Todd Beamer, uno de los pasajeros que se día logró frustrar el plan de los terroristas de estrellar el avión contra el Capitolio. Sus últimas palabras conocidas, “let’s roll”, se convirtieron en una consigna de valentía.
Sin embargo, muchos no tuvieron la suerte de ser identificados y la mayoría no son recordados. El famoso “hombre que cae”, una víctima que fue captada por la lente de un reportero gráfico mientras saltaba de una de las torres en llamas, jamás fue identificado.
La víctima más joven de nacionalidad colombiana fue Danny Correa, de 25 años. Trabajaba en el piso 98 de la torre sur. Era guitarrista de una banda, padre de una niña de 4 años y estaba a punto de graduarse como contador.
Muchos no son recordados y otras víctimas aún no tienen identidad. De todas las víctimas, 1.100 siguen sin ser identificadas, 17 años después de los atentados.
Al menos 18 personas lograron sobrevivir
Su propio jefe les había ordenado no salir de las oficinas del piso 81, pero Marcy Borders decidió escapar por las escaleras. Aún así, el atentado se cobró su vida diez años después: falleció en 2014 de cáncer de estómago.
Pocas personas lograron sobrevivir a los ataques de ese día. Sus testimonios e imágenes sacudieron al mundo entero en ese fatídico día después.