Pese a que se había entregado a las autoridades locales y luego fue dejado en libertad, porque no había mucha claridad sobre la muerte de su esposa, Luis Javier Pérez Navarro volvió a quedar a disposición de la Fiscalía.
Al ser presentado ante un juez de control de garantías, este lo envió a prisión por el delito de homicidio, tras haber accionado un arma de fuego, involuntariamente, contra su esposa, Lendys Paola Peñuela, de 23 años, en el barrio Pescaíto de Valledupar.
Durante la vista pública liderada por el Juzgado Primero Penal Municipal con Funciones de Control de Garantías, Pérez Navarro solicitó unos minutos al togado para romper su silencio y dijo: “Quiero pedir perdón primeramente a Dios, a mi esposa y a su familia, también le pido perdón a todas las mujeres del mundo. Esto no es fácil para mí, me duele en el alma. Yo amaba y aún amo a mi esposa, desde ese momento difícil mi vida no ha sido igual. Pienso en el bienestar de mi familia, de mis hijos y en el dolor que los embarga. Por eso le pedí a la Fiscalía, que tuviera mi decisión de colaborar con la justicia”.
Una vez la Fiscalía le imputó los cargos, se allanó a los mismos por el delito de homicidio agravado, pero no aceptó el delito porte ilegal de arma de fuego.
Quince días después de haber quedado en libertad, el juez de control de garantías lo requirió en su despacho, tal como lo habían acordado, porque quedó vinculado al proceso y tenía que presentarse al despacho las veces que fuera necesario.
Los hechos
Cabe recordar, que el uxoricidio (muerte de la mujer por su marido) se registró el pasado 19 de marzo en vía pública del barrio Pescaíto, margen derecha del río Guatapurí, oriente de Valledupar.
En un acto de intolerancia de Pérez Navarro, quien se encontraba en un billar, intervino en la discusión que Lendys Paola Peñuela Mosquera sostenía con una vecina, pero al intimidar a la otra mujer con un arma, esta se le accionó accidentalmente y la bala impactó a su compañera sentimental, madre de sus dos hijos, quien murió minutos después en una clinica.
Por Abdel Martínez Pérez