“No estamos interesados en demandar al Instituto Penitenciario y Carcelario, INPEC, solo queremos saber qué le pudo originar la muerte, razón por la cual necesitamos saber la verdad”, así manifestaron los familiares del recluso Gustavo Betancourt Cabrales, de 23 años, quien falleció en la mañana del pasado siete de octubre en una de las clínicas de esta capital, luego de haber sido internado dos días antes, al presentar vómito, diarrea y fiebre alta, bajo la presión de los demás compañeros de celda que lo veían mal de salud.
Para Carlos y Luis Betancourt, padre y hermano de la víctima, al parecer hubo negligencia en el penal, para realizar la atención primaria en el área de enfermería, pese a que los demás presos le gritaban a la guardia sobre el delicado estado de salud de Gustavo, a quien atendieron, según ellos, cinco horas después.
Los médicos les recomendaron a los familiares, que solicitaran a Medicina Legal la realización de la necropsia para establecer las verdaderas causas, pero según manifestaron, la respuesta que recibieron de dicho instituto es que ese caso fue por muerte natural.
Pero la respuesta no convenció a los familiares del preso, quienes aún en la tarde de ayer, esperaban que el Instituto de Medicina Legal le practicara dicho procedimiento para proceder a sepultarlo.
El cadáver es velado en la calle 30 del barrio Edgardo Pupo de Valledupar y aún no se ha establecido hora ni día del sepelio.
Se conoció que Gustavo llevaba cuatro meses de estar en la cárcel por el delito de hurto calificado, porque supuestamente se había hurtado una motocicleta y en la huida se estrelló con otra moto y allí fue aprehendido por las autoridades.