“Cuentan que los arcoíris dizque nacen en la Nevada, frente a Valledupar y después de un aguacero y dizque se esconden en la sabana, cerquita de Patillal, y después las golondrinas dizque salen para que el sol las mire y después desaparecen en el aire, como los arcoíris”. A este relato del cronista de metáforas y versos Rafael Escalona se sumará uno nuevo, que dará cuenta de unos hombres y mujeres que cargados de versos y sueños llegaron a la misma tierra para enfrentarse en un contienda lírica y musical, al cabo de la cual uno de ellos ascenderá a la dignidad de monarca.
Esto, debido a que este año la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata optó por trasladar a este lugar, conocido como tierra de compositores, el concurso de canciones vallenatas inéditas, en el que fueron preseleccionadas 62 de las 238 obras inscritas. En esta preselección que hace el Festival, uno de los compositores, Wiston Muegues, logró entrar en la lista con dos canciones; otro de ellos, Octavio Daza, acaba de coronarse rey en el Festival Pedazo de Acordeón en El Paso-Cesar, y cuatro más: Adrián Villamizar, Félix Carrillo, Wiston Muegues y Julio Oñate ya han sido reyes y aspiran nuevamente al título.
Este un acontecimiento que tiene felices a los patillaleros, pues según muchos de ellos este es el lugar perfecto para reunir la magia de los versos porque es una forma de rendir homenaje una vez más a poetas que parió este suelo, entre ellos Tobías Enrique Pumarejo, Rafael Escalona, Freddy Molina, Octavio Daza, José Hernández y ‘Chiche’ Maestre, entre otros.
Entre las más felices se encuentra ‘Toña Daza’, patillalera de nacimiento, alma e inspiración, quien ostenta el honor de ser una de las cuatro mujeres que han ganado la corona de reinas de la canción inédita en toda la historia del certamen, junto con Hortensia Lanao, Martha Guerra y Margarita Doria.
“Cuando yo era jovencita decía que si a mis hijos los quería como Patillal, los iba a adorar; era como para dimensionar el amor que siento por mi tierra, siento que forma parte de mi vida. Patillal ha sido todo para mí”, enfatiza y añade que “ningún pueblo del mundo tiene el encanto de este; el amor del patilallero a su pueblo es impresionante; el que está en cualquier parte del mundo siempre está pendiente de este lugar y lo ama desde esa lejanía”.
Y, claro, al escucharla es inevitable evocar muchos de los más de tres mil cantos vallenatos que mencionan este lugar y describen sentimientos por ella descritos, como el de José Hernández Maestre cuando dijo: ““Patillal es como una melodía que al oírla nos provoca cantar”, o el de ‘Chiche’ Maestre cuando desde la distancia cantó: “Mi Patillal, quiero ser ese niño que un día ayer, tanto jugó, tanto corrió, con su inocencia de papel, qué daría yo, verme otra vez, ese tiempo no ha de volver; y con todo aquel que vaya a mi pueblo ahí le mando mis recuerdos.
Las nostalgias del rey
Estos días, además de la inmensa carga emotiva y la adrenalina propia de la competencia, están untados de nostalgias de aquellos que hace un año libraban la batalla que hoy le corresponde protagonizar a otros. “Se siente nostalgia de ver que hice muchas cosas que me marcaron y que disfruté mucho con mi familia”, expresa Leonardo Salcedo, quien ganó el más reciente certamen, con el merengue ‘Mi lenguaje musical’.
Las nostalgias del rey, que le arrancan lágrimas, evocan el espinoso camino que debió recorrer para convertirse y, por supuesto el resultado. Un estado de convalecencia, sentimiento de soledad en la competencia, momentos en los que vio deshacerse el grupo que lo acompañaba y la respuesta contundente de Dios que lo elevó al punto más alto, son recuerdos que lo hacen llorar y agradecer, así como los muchos reconocimientos simbólicos que llegaron tras el triunfo.
¿Cuánto cuesta concursar en la inédita?
“No es fácil”. Esa es la respuesta recurrente de quienes concursan en el Festival, pues más allá de lo que el público ve, que es la actuación -de un grupo- en tarima, dándolo todo para ser elegido como el mejor, están todos los acondicionamientos logísticos que debe solventar el compositor o acordeonero y que resultan económicamente costosos.
Un promedio de cinco millones de pesos es la inversión que debe hacer un participante que supera todas las rondas eliminatorias y llega a la gala final. La suma comienza con el montaje de la canción en un estudio, que oscila entre 500 y 800 mil pesos; los músicos acompañantes (acordeonero, cajero guacharaquero, cantante, guitarrista y las voces – primera y segunda) cuestan entre 100 y 200 mil pesos cada uno por cada ronda; de modo que se incrementan los montos a quien avance más en la competencia. Se suman a esto los gastos que implica el traslado a Patillal, lo que de paso les quita a los músicos la posibilidad de acompañar a varios concursantes.
Cuando el aspirante logra ser rey puede recuperar la inversión, pero cuando no entra al podio de ganadores, sólo le queda la experiencia y el premio de consolación de aplausos del público. ¿Un ejemplo?: “De diez millones de pesos que me gané el año pasado me quedaron 2.700 mil pesos”: Leonardo Salcedo.
Por: María Ruth Mosquera.