“Muy seguramente mi papá conocía a quienes se le metieron a la habitación, para asesinarlo de esa manera y luego llevarse algunas de sus pertenencias de valor; una plata y el vehículo de la empresa para la cual laboraba, porque lo amarraron de pies y manos y lo amordazaron para no gritara, ni pidiera auxilio a los vecinos. A él lo golpearon con un elemento contundente por la cabeza, porque registra hematomas en la cabeza y laceraciones y signos como si lo hubieran estrangulado”. Así narró Yulieth Galván, una de las hijas de Carlos Julio Galván Cardoso, de 62 años, quien se desempeñaba como coordinador de seguridad industrial de la empresa minera Prodeco, con sede en el corregimiento de La Loma, jurisdicción del municipio de El Paso, en el centro del Cesar.
Explicó que los asesinos de su padre aprovecharon que él se levantaba todos los días a las 4:00 de la mañana y sacaba una gata a la calle para que hiciera sus necesidades fisiológicas y una hora después emprendía su viaje en una camioneta para la mina de carbón donde laboraba.
“La puerta no presentaba ninguna violación, ellos lo redujeron a la impotencia en la puerta de su casa y obligaron a ingresar al inmueble para cometer tales hechos violentos. Ellos se llevaron dos teléfonos celulares: el corporativo de la empresa y el personal, un computador portátil que contenía toda la información de la empresa y el personal; además de un televisor LCD grande que aún lo estaba pagando; el sueldo de una quincena que había cobrado el día anterior que podría sumar más de tres millones de pesos, porque había estado en vacaciones recientemente”, agregó.
Las autoridades indicaron que los asesinos huyeron en la camioneta de placas KJN-301, la cual dejaron abandonada a unos 300 metros de donde ocurrió la acción criminal, porque al parecer se les apagó por el sistema de seguridad que estos carros poseen. La puerta del lado del conductor estaba abierta y el vehículo hallado sobre una trocha que conduce a la salida hacia el municipio de Bosconia.
“Ya se fue el vecino”
Las personas que acostumbraban a escuchar el ruido del carro a las 5:00 de la mañana, en ningún momento sospecharon que a esa hora del pasado viernes Galván Cardoso no era el que había salido en la camioneta. Una hora después, quedaron atónitos y sorprendidos cuando la señora del servicio de aseo que tenía las llaves de la habitación llegó a limpiar el inmueble y se encontró con la macabra escena.
Una hermana de la víctima explicó que él salía de descanso en horas de la noche del mismo día que lo asesinaron y posteriormente viajaba para Valledupar donde le espera su compañera permanente Karen Cardona y sus tres hijos, quienes residen en el barrio Los Fundadores.
“Mañana lunes, él tenía planeado viajar a Barranquilla de donde era oriundo a realizar unos trabajos de seguridad industrial que había contratado con una firma”, contó.
Más de 20 años de servicio
Carlos Julio Galván Cardoso era considerado como una persona buena, como un excelente padre y hermano, muy humanitario, buen compañero de trabajo, no le gustaba el problema y antes por el contrario, él siempre los evitaba. Fue docente en el área de inglés en los Colegios Francisco de Paula Santander y el Militar de Valledupar, al igual que fue fundador de un colegio de primaria en esta misma ciudad. También trabajó para la empresa minera Cerrejón.
El cadáver fue entregado a sus hijos en la mañana de ayer, tras haberle practicado la necropsia respectiva y está siendo velado en la Funeraria La Esperanza de Valledupar. El sepelio se cumplirá en horas de la tarde de este domingo en el Cementerio Jardines del Ecce Homo.
Por Abdel Martínez Pérez