Por ANNELISE BARRIGA RAMIREZ
annelise.barriga@elpilon.com.co
La competencia de acordeón infantil se ‘enciende’ cada vez más. Ayer los niños y niñas que aspiran ser los sucesores de Mélida Andrea Galvis Lafont demostraron su casta al digitar con pasión y fuerza los ritmos de la puya y son vallenato. Habilidad y velocidad en la interpretación de los pitos, fue el factor predominante de los pequeños que se subieron a la tarima para exhibir la puya, aire que por ser complejo brindó la oportunidad a los participantes de mostrarse en su esplendor. También fue el momento para que los guacharaqueros y cajeros se convirtieran en protagonistas por cuestión de instantes; los acordeoneritos le daban paso a sus acompañantes para que revelaran sus destrezas.
Una fiesta de emoción, frenesí y alegría, fue lo que produjo en el público escuchar las notas rápidas del principal instrumento del vallenato. Desde ya empiezan a perfilarse favoritos, pero la última palabra será solo del jurado calificador. A la hora del son se sintió la ‘majestad’ de los bajos. De forma suave y sutil, los pequeños abrieron y cerraron los fuelles del acordeón, seduciendo los oídos de los presentes.
Hablan los participantes
- José Gabriel Castro Ospino, de 12 años, de El Difícil, Magdalena, aseguró que para diferenciarse de los demás toca con todo su corazón, así como se lo enseña su maestro Almes Granados. “Me incliné por la música porque mi papá es cantante y desde siempre he escuchado vallenato en la casa”, dijo el niño que sueña con llevarle la cuarta corona infantil a su tierra.
- Álvaro Elías David Pozo, de 9 años, de Cartagena, Bolívar, estudiante de la academia del ‘Turco’ Gil, de Manuel y Luis Vega, considera que su amor por el acordeón proviene porque su abuelo es arreglista de este instrumento y su papá es de Villanueva, La Guajira, donde prima el vallenato.
- Hernando Jesús Botello Camargo, un samario de 10 años, afirma que cada vez que se coloca el acordeón en el pecho expresa sus emociones con mayor facilidad. “Todos soñamos con ser reyes, sería un gran paso en nuestras vidas”, aseveró.
- Juan Felipe Durán Sánchez, de 11 años, oriundo de Ocaña, Norte de Santander, quiere llevarse la corona para brindarle satisfacción a sus padres. “Tocar es lo que más me gusta hacer. Espero ser el mejor”, dijo.
- Raúl Martínez Pereira, de 8 años, de Arjona, Bolívar, quien sueña con ser rey para ayudar a sus padres y a la gente que lo necesite, expresó que “desde que recuerdo me gusta el vallenato. Siempre veo videos de los artistas de moda y de los de antes, imitando las notas de los acordeoneros”.
- Santiago Molina Ballestas, de 8 años, de Barranquilla, Atlántico, lleva la ‘vena musical’ de su abuelo y hermano que toca guacharaca, así como de sus tíos que cantan y tocan bajo. Él quiere ser el primer rey infantil de su cuna natal.
Entre más pequeño fuera el concursante, mayor era la expectativa y curiosidad de los presentes. El acordeón se percibía más grande que su estatura, lo que no fue impedimento para que demostraran sus habilidades musicales.
En cualquier rincón del parque de El Helado los concursantes afinan sus notas musicales antes de la presentación en tarima.