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Murió Víctor Camarillo Ochoa Se fue una leyenda vallenata

A sus ochenta y cuatro años, murió ayer víctima de un infarto, el compositor de música vallenata Víctor Mauricio Camarillo Ochoa, quien se destacó por componer canciones costumbristas, entre ellas la titulada ‘Leyenda Vallenata’, a través de la cual, como lo indica su nombre, narra paso a paso el milagro de la Virgen después del enfrentamiento entre indios, negros y españoles.
Víctor Camarillo, a quien también conocían como “La biblia del vallenato”, nació el 18 de septiembre de 1926, en el barrio Cañaguate. De sus composiciones, 26 fueron grabadas por reconocidos intérpretes de la música vallenata, y dejó más de 100 inéditas.
Camarillo se la pasaba en su bicicleta recorriendo las calles de los barrios Cañaguate (donde nació), San Joaquín (donde tenía buenos amigos) y Villa del Rosario (donde vivía). Las canciones y la música de Camarillo se van con él a la tumba, porque no tuvo hijos a quien dejarles su gran herencia.
Dios lo dotó de inteligencia y sabiduría para componer canciones que han enriquecido el folclor vallenato, porque le ha compuesto a la vida, al amor, a la naturaleza, a las cosas sobre naturales, a las mujeres, a nuestras leyendas y hasta a los políticos.
Sin duda, la composición que le ha dado mayor reconocimiento a Víctor Camarillo Ochoa es la dedicada a la ‘Leyenda Vallenata’, canción que presentó en el concurso de la canción inédita del Festival de la Leyenda Vallenata, y no fue tenida en cuenta por los jurados.

“En una llanura linda de un valle muy rico lo que sucedió/
una gente bien armada de tierras lejanas la nuestra querían/
fue entonces cuando los indios al escuchar un grito que un jefe lanzó/
y por medio de emboscada y flecha envenenada ellos la defendían.

Los españoles avanzaban y los indios tupes le retrocedían/
hasta el monte Sicarare donde se encontraba el Cacique Upar/
y un manantial que sus aguas por envenenadas todos se morían/
el Capitán de la guardia se hizo de rodillas y se puso a exclamar/
Y la virgen se les apareció reviviendo a los envenenados/
Y el Caique herido se entregó, así fue que se realizó el milagro.

Nazareno y negrito

Víctor Camarillo Ochoa no sólo le aportó sus canciones a la historia de Valledupar, sino que también hizo aportes importantes en las tradiciones de la ciudad, al ser uno de los miembros más antiguos de la Hermandad de Jesús Nazareno; negro y capuchino en la fiesta de la Virgen del Rosario y en el Corpus Christi.
También fue el heredero de grandes tradiciones que hacen parte de la cultura y religiosidad vallenata, como la velación de San Pedro y San Pablo.
Camarillo Ochoa,  quien murió con la ilusión de dejar plasmada en un libro toda su vida musical, será sepultado hoy a las cuatro de la tarde en el Cementerio Central de Valledupar, hasta donde llegará el féretro acompañado de los hermanos Nazarenos, negros y negritas, y los amigos con los que compartía.

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