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Murió líder Wayuú al volcarse ambulancia en el Cesar

Soraida Cambar Uriana, hija del líder Wayúu fallecido en carreteras del Cesar, cuando era remitido en una ambulancia hasta Barranquilla. EL PILÓN / Abdel Martínez.

Un líder de la etnia Wayúu de la casta Pushaina y palabrero de su familia, que era transportado como paciente en una ambulancia, pereció en un accidente de tránsito al volcarse el automotor, tras estallarse una de las llantas delanteras.

Las autoridades de carretera indicaron que la víctima respondía al nombre de Cirilo Jesús Cambar Cerdera, de 86 años, quien recibió traumas severos en la cabeza, las extremidades superiores e inferiores y en el tórax, tras varias volteretas de la ambulancia.

Dos de los tres heridos fueron identificados como José Miguel Rueda Peña, de 23 años, natural y residente en Valledupar, conductor de la ambulancia adscrita a la empresa  'Aniswayúu' de placas VAO-085, de color blanco línea K-2700, y Soraida Cambar Uriana, hija del occiso, quien viajaba en la parte delantera. 

La otra persona lesionada, es una enfermera que se encuentra en delicado estado de salud en una de las Clínicas de esta capital, hasta donde fue trasladada en otra ambulancia del municipio de Bosconia.

El líder indígena, había nacido en una Isla de Venezuela y se radicó en Maicao, La Guajira, desde donde fue remitido hasta la capital del Cesar y recluido en la Clínica Valledupar y de esta, hasta la capital del Atlántico, a raíz de problemas de circulación, que le comprometieron su estado de salud.

No permitieron que le hicieran necropsia 

Los familiares del nativo, no permitieron en los médicos forenses en la morgue de Valledupar, le practican la necropsia, por cuanto en su etnia, no es permitida esa clase de procedimientos. Una solicitud en tal sentido, fue enviada a la Fiscalía, para impedirlo y fue respetada por las autoridades locales y entregado el cadáver horas después a su hermana, quien lo trasladó ayer tarde hasta Maicao, donde será sepultado.

Ritual para sepultarlo

“En nuestra tradición, cuando una persona nace, lloramos y cuando mueren, es todo lo contrario, es una alegría que se convierte en una fiesta, pero en medio del duelo. El cadáver es metido en un ataúd común y corriente, se vela en una de las casas de su familia, donde atienden a todo el que llega al velorio brindándole comida, licor y haciendo comentarios. Pese a que el cuerpo es sepultado, en la casa donde queda la tumba, el duelo sigue y  todo miembro de la familia que va llegando, los amigos y vecinos, reciben la atención como desde el principio. Allí matan novillas, chivos y cerdos, para seguir atendiendo hasta que llegue el último familiar.

Entre tanto, en la tumba que construyen de manera privada en la ranchería, realizan rituales y también hacen comida para quienes asisten a la ceremonia.

 
Por Abdel Martínez Pérez

abdel.martinez@elpilon.com.co
Categories: Judicial
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