Lorenzo Yánez Julio de 30 años de edad, nunca perdió la esperanza de recobrar su libertad y durante cuatro años tuvo una pelea jurídica en los estrados para demostrar que no era un asesino, como lo señalaron las autoridades que lo capturaron en agosto de 2010 y luego lo condenaron a pasar más de cuatro décadas tras las rejas.
Desde que fue capturado como presunto autor material del asesinato de un comerciante en Mompós, Bolívar, comenzó la pesadilla para Yánez Julio, de la que solo pudo despertar el pasado martes, a las 5:40 de la tarde, cuando recobró su libertad.
Aunque no tuvo suerte con las apelaciones de primera y segunda instancia, fue la Corte Suprema de Justicia la que le dio la razón a este mototaxista oriundo de Necoclí, Antioquia, al absolverlo de los delitos de homicidio y porte ilegal de armas, ambos delitos agravados.
“Yo me encontraba en Magangué cuando pasaron esos hechos y ya yo había salido de eso pueblo (Mompós) hace mucho rato. Me capturan en el ferri, por esos delitos sin ninguna prueba”, sostuvo el expresidiario.
La Corte Suprema consideró que se presentaron fallas en la investigación adelantada por la Fiscalía que no tuvo en cuenta las contradicciones de los testimonios que vinculaban al procesado con el homicidio.
Ante la buena nueva que le dio su abogado Cristian Meneses, el tiempo para Lorenzo parecía pasar más lento en prisión, debido a las ansias que lo invadieron de solo pensar en reencontrarse con la libertad que durante muchas noches soñó en las celdas de las prisiones donde estuvo detenido. Primero lo recluyeron en la Cárcel Camilo Torres de Magangué, Bolívar, y los últimos 22 meses de su larga pesadilla los vivió en la Penitenciaría de Alta y Mediana Seguridad de Valledupar.
“Estoy muy feliz y con mucha alegría porque voy a poder ver a mi hijo de ocho años, que es lo que me llena de fuerzas y estoy agradeciéndole a Dios por este momento tan especial, por volver a la libertad”, expresó el exconvicto en las afueras de la cárcel conocida como ‘La Tramacúa’.
Asegura que no guarda resentimientos contra la justicia, que lo mantuvo encerrado durante cuatro años y que hoy lo deja libre para seguir luchando por sus sueños.
“Inconforme con la justicia colombiana no, porque igual la justicia recobró mi libertad. Los jueces y magistrados que sabían que yo no era culpable, igual me condenaron sin tener prueba alguna, sin ningún motivo y sin ninguna razón”, expresó entre lágrimas.
Salió de la cárcel sin dinero, solo con un chinchorro que uno de sus compañeros de reclusión tejió especialmente para su hijo de ocho años. El pequeño está en Necoclí, su esposa tuvo que irse a trabajar a Bogotá, por lo que este hombre asegura que luchará por limpiar su nombre y tratar de recuperar el tiempo que dejó de dedicarle a su familia.
“Dedicarme cien por ciento a mi hijo, que es lo único que tengo y seguir adelante con mi trabajo, con lo que Dios tenga preparado para mí de aquí en adelante”, precisó Lorenzo, quien prendió la luz de esperanza para aquellos prisioneros que cómo él han sido encarcelados injustamente.
Por Martín Elías Mendoza
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