X

Miles de personas les dieron su último adiós a las tres niñas que murieron quemadas

Por: Álvaro Lora.

Los truenos y relámpagos no fueron el impedimento para que miles de aguachiquenses se volcaran a las calles para darles su último adiós a las tres niñas que murieron quemadas y asfixiadas en el interior de una vivienda de la carrera 25 con calle décima del barrio San José, en esta ciudad.
Al ser llevadas a la Escuela Unión, donde estudiaban las menores, comenzó una amenaza de lluvias acompañada de tormentas eléctricas que a pesar de la intensidad, no opacó el cortejo fúnebre que se extendió por 19 cuadras hasta llegar al Cementerio Central de Aguachica.
Las niñas que murieron por inhalación de gas carbónico y quemaduras de tercer grado, fueron identificadas como Keli Tatiana Pérez Barbosa, de 9 años de edad, Erika Julieth Pérez Barbosa, de 11 años y Yerly Tatiana Pérez Escalante, de 15 años, las que en sus ataúdes llevaban flores rosadas y blancas, y cientos de pétalos armarillos como muestra de la felicidad que las menores mostraban cada vez que sus padres no se peleaban.
El sepelio se realizó el sábado, más que un acompañamiento a la familia por el inmenso dolor por la inesperada muerte de sus hijas, se hizo orientado al reclamo a los padres de familia para que ejerzan con responsabilidad la crianza de sus hijos, crianza que según las autoridades, no solo debe ser con darles de comer, estudio y vestuario, ya que el afecto, el amor y el cuidado van por encima de todas esas cosas. Al llegar los tres féretros al cementerio central, las lágrimas rodaban por las mejillas de todos los que acompañaron el sepelio y también mostraban rabia e impotencia al ver que todo esta tragedia se pudo evitar.
La madre no fue al entierro de sus hijas porque, según sus familiares, aún se encuentra en estado de shock, en la Unidad de Urgencias del Hospital Regional, mientras que el padre de las menores fallecidas, Ramón Pérez Escalante, encabezaba el cortejo fúnebre tratando de ser fuerte pero ya adentro del campo santo se desmayó cuando trató de abrir el ataúd de su hija menor.
El llanto en el panteón invadió a las más de dos mil personas que asistieron al último adiós de las niñas que un día de su muerte trágica, fueron a la Comisaría de Familia para buscar ayuda profesional para que sus padres no arreglaran sus problemas a golpes.

Categories: Sur
admin: