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“Mi hijo no era indigente”

Jaime Hoyos Castro, padre de Jaime Hoyos Angarita, a quien desconocidos armados le propinaron un disparo cuando estaba en el sector de Pescaíto. Judicial / EL PILÓN

Los familiares de uno de los hombres asesinado a tiros el pasado 25 de octubre en el sitio conocido como La Macarena, cerca al sector de Pescaíto, en la margen derecha del río Guatapurí, exigen a las autoridades aclarar que la víctima no era indigente.

Se trata de Jaime de Jesús Hoyos Angarita, de 30 años, natural de Manaure, Cesar. Según el padre Jaime Hoyos Castro, su hijo no era indigente como lo manifestó la Policía un día después del crimen.

En el mismo hecho también murió a consecuencia de las balas, Luis Eduardo Serpa Rivera, de 48 años.

Hoyos Castro señaló que su primogénito fue identificado el mismo día de los hechos en las instalaciones de Medicina Legal de Valledupar. “Como va ser posible eso, si el cuerpo del hijo mío fue reclamado desde el mismo día, yo creo que se reclamó primero que el otro señor y todavía me está saliendo en el periódico que él está allá”.

El padre de Jaime dijo que su profesión era comerciante de ropa, frutas y verduras que compraba en su tierra natal para vender en Valledupar.

También se mostró preocupado porque después de más de ocho días del doble crimen, aún no tiene información de la policía sobre el móvil de los hechos.

“Todavía no sabemos nada, lo que dicen es que llegaron y lo mataron, es lo único que sé yo al respecto”, manifestó el padre.

Jaime Hoyos Angarita era el mayor de los hijos de Hoyos Castro, y asegura que en horas después del crimen le dieron la mala noticia en Bucaramanga donde se encontraba.

“En ningún momento él era indigente, eso es lo que no me cuadra a mí; por qué van a decir que es indigente”

Asegura que su hijo vivía con él, en la carrera 13 con calle 39 del barrio Doce de Octubre. Era bachiller del colegio Milciades Cantillo y que prestó el servicio militar, por lo que rechazó la versión de las autoridades de que su hijo era un indigente.

Antecedentes

Tres días después y muy cerca al sitio del doble crimen, también fue asesinado a tiros el patrullero de la policía Jhonatan Ferney Ortiz Sarmiento.

Estos hechos ocurridos en horas de la madrugada y que aún son materia de investigación dan cuenta que el uniformado que gozaba de su turno de descanso y se encontraba en ese sitio cobrando un dinero que al parecer le adeudaban.

El caso más reciente ocurrió el 31 octubre donde desconocidos que portaban armas de fuego asesinaron al mensajero Rubén Montero, de 35 años.

Según las autoridades este hombre había llegado al sitio a bañarse en el río Guatapurí en compañía de otras personas que habrían presenciado el homicidio.

Redacción EL PILÓN

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