Eran cerca de las 5:00 a. m. del pasado 10 de enero cuando una voz de auxilio proveniente de una casa del barrio Divina Pastora, del municipio de Codazzi, alteró la calma que tenían los moradores de la calle 27ª del popular sector.
Se trataba de su vecina, Marelis Yudith Bueno Castro, quien recibió 13 puñaladas a manos, presuntamente, de su compañero sentimental, Julio César Rodríguez Villarroel, en un ataque perpetrado por razones pasionales.
La mujer, al parecer, había llegado corriendo moribunda a su humilde casa, color gris, localizada en la misma calle con número #14ª-32, para pedir ayuda.
“Una vecina escuchaba los gritos de auxilio que ella pedía y la socorrió pero cuando ella llegó a agarrarla lo único que le manifestó fue que había sido su compañero sentimental, Julio César Rodríguez”, contó Kelly Johana Bueno Castro, hermana de la víctima para la época de los hechos.
Otro vecino salió para ayudarla y llevarla al Hospital Agustín Codazzi, pero ya era demasiado tarde, y minutos después, los profesionales de la salud anunciaron su fallecimiento.
El ataque Marelis Yudith Bueno lo sufrió cerca de las 3:50 de la madrugada cuando salió de su vivienda, como todos los días, hacia su lugar de trabajo de vendedoras de verduras en el Mercado Público del municipio.
Según los familiares de la occisa, Rodríguez Villarroel aparentemente estaba escondido en un árbol esperándola para seguirla en su ruta y en un lote cercano a la terminal del pueblo la atacó con el arma blanca.
Al parecer, los celos de pareja y una solicitud de separación, desencadenaron que el hombre, quien es ayudante en construcción, atacara con sevicia a la mujer con quien hace tiempo compartía su vida.
Horas después Julio César Rodríguez Villarroel fue capturado y presentado ante un juez de control de garantías de Valledupar por el delito de feminicidio agravado. Aunque no aceptó los cargos el juez decidió enviarlo a prisión.
Esta noticia registrada por este medio de comunicación a inicios del año, refleja uno de los tipos de violencia contra la mujer que más se presenta en el departamento del Cesar: el feminicidio, el cual durante el 2020 como saldo solo ha dejado este caso hasta el momento.
No obstante, durante el año pasado fue el común denominador. En total se presentaron seis feminicidios, de los cuales cuatro se originaron en Valledupar, uno en Becerril y otro en Bosconia.
Las víctimas fueron Yuleivis Esther Rojas Pérez, ultimada con elemento contundente, en hechos ocurridos el 14 de enero en la avenida Los Militares de Valledupar; Doris María Cortés Quintero, asesinada por el esposo en Becerril, María Claudia de la Rosa Estrada, quien murió por su pareja en la Urbanización Lorenzo Morales de Valledupar; Amadis Esther Bedoya, de 16 años, ultimada por el novio en Tierra Prometida de Valledupar; Angie Paola Castilla Olivero, baleada en zona rural de Valledupar, y Doglys Palmas, asesinada en Bosconia.
Esta cifra solo representó un caso menos en comparación al año 2018, el cual, según la Fiscalía General de la Nación, solo dejó siete mujeres asesinadas por los esposos o exmaridos en el departamento.
Si se tiene en cuenta la secuencia de los últimos tres años se evidencia que el fenómeno ha avanzado, pues en el 2017, de acuerdo a la Fiscalía en el Cesar solo hubo tres casos.
Las víctimas en el 2017 fueron: Sandry Marcela Ramírez Mendoza, asesinada en el corregimiento de Cuatro Vientos, El Paso; Nadina Beatriz Polo Granados y Clara Inés López Sarmiento, ultimadas en la capital del Cesar.
¿QUÉ ES LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER?
Sin embargo, el feminicidio es solo una cara de la realidad de la agresión física a la que son objeto las mujeres, puesto que, la violencia contra el género en total recoge varios aspectos como el ámbito psicológico, social y económico.
“La violencia contra las mujeres es toda una manifestación de un fenómeno mucho más amplio que es estructural y sistémico, como los es el patriarcado, que es un sistema de poder que genera unas concentraciones y desequilibrio frente al acceso, uso y voto de los derechos”, explicó Angélica Arias Preciado, integrante del movimiento ¡Párala Ya! Y la Plataforma Académica Colectiva Feminista Emancipadora.
Agregó que la agresión física es el producto también de un sistema donde a las femeninas se les considera que son propiedad y dependen de manera emocional, económica y material de los hombres.
“Eso hace parte del mensaje que van formando en la comunicación, la familia, entre otras. O sea que si soy mujer tengo que aprender a ser estilista, tengo que deberme al hombre o debe tener hijos”, acotó Arias Preciado.
¿QUÉ HACE FALTA?
Por su parte, Nancy Daza, integrante de la Junta Directiva del Consejo Consultivo de Mujeres de Valledupar, comunicó que hace falta en avanzar por gestionar los recursos que faciliten las iniciativas en el departamento.
“Para poder desarrollar unos procesos dentro de la jurisdicción o lo que se representa dentro de la sociedad lo mínimo son los recursos y técnicas para desarrollar los procesos. Hemos avanzado paulatinamente en el reconocimiento y en el sentido de los derechos, pero aún nos falta muchas cosas”, dijo Daza.
¿EN QUÉ SE HA AVANZADO?
Para las activistas uno de los logros en el tema es la creación de leyes que fomentan la protección hacia las mujeres en el territorio nacional.
Una de esas es la Ley 1257 de 2008 que establece normas para la sensibilización, prevención y sanción de formas de violencia y discriminación contra las mujeres.
Es decir, que si está en situación de abuso puede solicitar protección y acompañamiento legal para denunciar los hechos.
De igual forma se creó, la Ley Rosa Elvira Cely en la que se prevé la creación del ‘Feminicidio’ para castigar con mayor riguridad las muertes de las femeninas que son originadas por su condición de género.
“Colombia tiene un marco normativo muy rico que se ha ganado en los últimos 20 años debido a unas plataformas internacionales y movilización, pero sigue siendo conservadora porque la violencia está muy relacionada al sistema de poder, político y económico”, puntualizó Arias Preciado.