Aunque en Colombia la población habilitada para votar es la mayoría de mujeres, estas no son precisamente las que eligen el destino del país. Para las elecciones del 11 de marzo, de los 36.418.741 que pueden participar en las urnas, 18.605.726 son del sexo femenino, pero son ellas precisamente la que se abstienen de votar, y quienes sí ejercen su derecho al voto terminan haciéndolo para elegir hombres.
Para el caso del Cesar el panorama no es distinto. De los 776.764 ciudadanos que pueden votar, 390.246 son mujeres; y en cuanto a candidatos se tiene que de 44 aspirantes a la Cámara de Representantes, sólo siete son mujeres y una que busca quedarse con una curul en el Senado de la República.
Lo que esto demuestra es que después de 60 años de que a las mujeres se les concediera el derecho de elegir y ser elegidas, aunque ha habido avances, ellas no lo han aprovechado de la mejor manera.
Para Angélica Arias, organizadora de actividades en ‘Mujeres, de construyendo en libertad – Valledupar’, cuando se interpreta la participación política solamente desde el acto de votar, se está reduciendo todo un espectro de acción que tienen como objetivo incidir en las decisiones que conciernen a un territorio y a una sociedad.
“Cuando a las mujeres se les mantiene por fuera de sus espacios y no hay procesos de formación de liderazgo para participar, eso también se refleja en la participación durante las elecciones. Por lo tanto, a pesar de que las mujeres siguen siendo el mayor potencial electoral, también tendrían la posibilidad de decidir quienes las gobiernan; difícilmente todavía muchas mujeres no logran hacerle la lectura a lo que los candidatos finalmente van a impactar frente a sus necesidades e intereses”, expresó Arias.
Dio como ejemplo que las necesidades que tienen las mujeres en temas como ser madre en la adolescencia, el ejercicio mismo de la participación política y estas decisiones que les atañen. Así mismo, aseguró que las mujeres al no tener mucha claridad frente a su papel político terminan en las filas de los clientelistas y los políticos que ven el liderazgo comunitario de muchas para mover masas de votantes.
Para que esto mejore, Angélica Arias considera que primero debe existir claramente un proceso de formación política desde la escuela, que les permita a las mujeres identificar agendas programáticas que reflejen los intereses que ellas tienen respecto a su vida privada, a problemáticas como la violencia contra ellas, la salud sexual y reproductiva, el liderazgo femenino; y en ese sentido poder hacer pactos con los partidos y movimientos políticos con cara a tener una mayor incidencia y participación.
“Hay una contradicción, pues si bien el electorado es en su mayoría mujeres, eso mismo no ocurre con quienes se están postulando hoy a los cargos de elección popular. Eso lo que quiere decir es que todavía se instrumentaliza el papel de la mujer en las decisiones que se toman. En ese sentido hay que formar a las mujeres políticamente para que se entienda que no todas las políticas que se generan están a favor de incrementar la garantía de los derechos para ellas y por eso cada día tendrían menos oportunidades de interactuar e incidir con estos políticos que son los que conocen los destinos del territorio y entonces la importancia precisamente de que las mujeres pudiéramos conocer las dinámicas territoriales, construir sus propias agendas y entrar a participar en esas decisiones”, dijo Arias.
Por su parte, Ana Barros Oñate, del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Popular del Cesar, manifestó que se trata de un asunto de empoderamiento. “La mujer reclama sus derechos, pero nos hemos victimizado tanto que hoy no somos capaces de reconocer que ya no somos las víctimas de la historia, sino las creadoras y hay que quitarnos ese papel y comenzar a actuar. Mirar la posibilidad de unirse porque las mujeres no se empoderan porque están relegadas a las labores de la casa, la crianza de los hijos y muchas veces les cuesta renunciar a eso y dedicarse a eso que hacen los hombres”, acotó.
Así mismo dijo que es necesario que se aprenda a valorar las candidaturas porque las mujeres están viviendo una ‘cruz’ parecida a la de los jóvenes. “Seguimos eligiendo gente que creemos que son mejores. Nos hemos creído que las mujeres no estamos capacitadas como los hombres, y si no rompemos ese yugo que no nos permite avanzar, no creo que lo hagamos nunca”, precisó.
La ley de cuotas
La Ley de cuotas es el nombre que recibe la ley 581 de 2000 de Colombia, por medio de la cual se dispone que el 30% de los altos cargos públicos deben ser ejercidos por mujeres; sin embargo esta estaría siendo incumplida.
Según cifras de la Registraduría Nacional, para el período electoral 2014-2018, ellas conformaron el 52% de la fuerza electoral, pero solo representaron el 21,2% del Congreso de la República, el 15,6% de las gobernaciones y el 12,2% de las alcaldías.
Para este nuevo proceso electoral, 18.605.726 mujeres están habilitadas para votar en las elecciones de Congreso de la República. 381.560 de ellas en el exterior, es decir 52.9% de los colombianos habilitados para votar fuera del país.
En cuanto a las candidaturas, la entidad deja ver que del total de aspirantes a Cámara de Representantes en las elecciones del domingo, el 35% son mujeres mientras que para Senado de la República es del 32%. Allí figuran las cesarenses Daris Elena González Aguilar, de Alianza Verde; Yeisy Manjarrez Hernández, del Polo Democrático; Yakeline Galván Lobo, del Partido Somos; Libia Helena Camargo Núñez, Cindy Yolainy Osio Suárez, Emelitce Katerine Peraza Vanegas y Maira Alejandra Simanca Quintana, de ASI; quienes aspiran quedarse con las cuatro curules a las que tiene derecho el departamento del Cesar en la Cámara; mientras que para el Senado la representación femenina está a cargo de Vivian Namén por el Partido Liberal.
Frente a esto, Angélica Arias indicó que la ley de cuotas sigue siendo muy discriminatoria, ya que exige el 30% de la participación, pero no traduce de qué manera las mujeres van conseguir participar y mucho más allá a entrar en una participación más igualitaria respecto a las decisiones políticas de un territorio.
“El patriarcado establece unas decisiones desiguales y una subvaloración del rol que las mujeres cumplen, incluso el ejercicio del cuidado y el rol reproductivo dentro de sus familias, en la medida en que se le va dando mayor poder también eso se traduce en igualdad, cierre de brechas en la población”, señaló.
Dijo además que un sistema patriarcal está caracterizado principalmente porque las mujeres cumplen un rol de dependencia, subordinación y sugestión frente al dominio masculino. “Las mujeres no se ven como actoras políticas que incluso tomen a través del voto la decisión de quien conviene más frente a las problemáticas que le afecta directamente y diferencialmente. Mientras las mujeres no construyan camino para su ciudadanía plena, para el conocimiento y ejercicio de sus derechos, va a ser muy difícil que la participación política vaya más allá del voto, porque son muchos los escenarios de participación no solo política sino social, y en esos espacios la mujer sigue siendo instrumentalizada”, acotó.
Por su parte, María Angélica Andrade, líder universitaria, dijo: “Mujer no vota mujer y ha quedado demostrado en las elecciones”.
De esa manera afirmó que hay que romper los círculos viciosos y crean en ellas mismas, apropiándose de sus derechos. “No somos el sexo débil, sino que por el contario somos muy fuertes y somos mayoría de los hombres. Así como tenemos el sartén por el mango en la cocina, debemos tenerlo por el país. Colombia necesita que las mujeres decidan por alguien que pueda oxigenar el Congreso; Además hay que montar gente que no sea manipulable y que diga lo que piense, aunque suene duro”, agregó.
El registrador nacional, Juan Carlos Galindo, dijo que el papel de las mujeres en la sociedad “es de vital importancia y por eso nos hemos comprometido con acciones para visibilizar datos que arrojen información relevante sobre la participación de las mujeres en la vida pública de Colombia”.
Así mismo, el funcionario destacó que precisamente en estas elecciones el escrutinio consolidado nacional traerá información de los datos de sufragantes desagregada por sexo, grupos etéreos y otros aspectos que podrán servir incluso como insumo para el diseño de políticas públicas. El anuncio fue hecho a propósito del Día internacional de la Mujer, durante la rueda de prensa ofrecida en conjunto con ONU Mujeres y el Consejo Nacional Electoral.
De esta manera se sabrá oficialmente cuántas mujeres estarán ejerciendo su derecho al voto y además la información sobre candidaturas y resultados electorales desagregadas por sexo estará disponible pues la Registraduría hará públicas estas cifras oficiales”
Participación histórica de las Mujeres
En las elecciones de Congreso de la República de 2002, 165 mujeres se inscribieron como candidatas para Senado de la República o Cámara de Representantes; en el 2006 el número de candidatas llegó a 475; en 2010 se inscribieron 510 y en 2014 fueron 760 las aspirantes a ocupar una curul en el Congreso de la República.
En cuanto a las electas, en las elecciones legislativas de 2002 fueron 34 las elegidas; en 2006 alcanzaron curul 28 mujeres; en 2010 hubo 35 senadoras de la República y representantes a la Cámara y en 2014 el número llegó a 57.
En materia de participación política la Ley 1475 de 2011 avanzó en la reglamentación sobre la participación de la mujer en los cargos de elección popular. En materia de inscripción de candidatos ordenó a los partidos y movimientos políticos que a la hora de inscribir sus listas, en la que se elijan cinco o más curules para corporaciones de elección popular o las que se sometan a consulta, deberán conformarse por mínimo un 30% de uno de los géneros.
“Tenemos que repensarnos el papel de las mujeres, no solamente la flexibilización de los roles tradicionalmente concebidos al interior de las familias. Hoy día estamos llamados a que ese rol se comparta con los hombres y también que las mujeres puedan entrar a tener menos cargas frente al cumplimiento de roles en la esfera pública, en la participación dentro del sistema económico, político, porque lo cierto es que en la medida que la mujer desplazan o aplazan la maternidad como una decisión, eso permite finalmente que las mujeres puedan pensarse desde otro ángulo la realización de los proyectos de vidas, más allá de los roles tradicionales”, dijo Arias.
Andreina Bandera / EL PILÓN
Andreina.bandera@elpilon.com.co