Romualdo Brito tan solo tenía 16 años cuando grabaron sus primeras canciones, no fue una, ni fueron dos, fueron tres las composiciones que llevó Lisandro Meza al acetato: ‘El Dios cantor’, ‘La Flor de Villanueva’ y ‘Mi Lamento’.
Nació hace 61 años en el corregimiento de Treinta Tomarrazón, jurisdicción de Riohacha (La Guajira), tierra de campesinos, pasó por tarimas de teatros, rines de boxeo y hasta intentó ser jugador de fútbol, “quería ser de todo”, pero fueron sus raíces indígenas las que lo llevaron a crear melodías, protestas a través de letras costumbristas como ‘Yo soy el indio’, ‘Mi proclama’, entre otras.
Así como ha hecho canciones protestas contra algunas decisiones del Gobierno Nacional, también le compone al amor, a las penas, al olvido o alguna otra idea graciosa que llegue a su cabeza. Diomedes Díaz le grabó dieciséis temas, entre otras ‘Parranda, ron y mujer’, ‘Mujereando’, ‘Con la misma vaina’, ‘El corte’, ‘Eso no es na’, ‘La gotera’.
Romualdo es uno de los compositores del género vallenato, al igual que Calixto Ochoa, con más canciones grabadas por diferentes artistas, 1.497 en total.
Por ser autor de éxitos como ‘Yo soy el indio’, ‘Amor apasionado’, ‘Cuando la vi’, ‘Esposa mía’, entre otras, ahora recibe todo tipo de críticas porque pasó del vallenato lírico a las llamadas canciones comerciales, especialmente por su último éxito ‘La yuca y la tajá’, que aparece en el reciente compacto musical de Iván Villazón y Saúl Lallemand, ‘El camino de mi existencia’.
El periodista y escritor Daniel Samper Pizano considera que “la música vallenata está contagiada por una enfermedad mortal, que es la falta de imaginación e inspiración”.
Cuando comenzaba a contar para EL PILÓN cómo es la historia que lo llevó a componer la canción con nombre de tubérculos, Romualdo Brito se fue lanza en ristre contra Daniel Samper Pizano y lo tildó de “vividor del folclor vallenato”, asegurando que el escritor y periodista se inventa “cualquier cosa para ganar plata”.
La yuca y la tajá
“No es una inspiración, ni es una cosa buena, La yuca y la tajá es una de las peores canciones que he hecho, está muy pegadita con ‘El Santo cachón’ (grabada por Los Embajadores del Vallenato) como canción mala, y con suerte porque siendo malas les gustan a la gente, incluso, Iván Villazón no grabó la letra correcta de la canción sino el borrador que había hecho primero”, dijo Romualdo Brito.
Según el compositor la letra de la primera estrofa dice:
Mi compadre está en la mala / y furioso de verdad / dice que ya la comadre hasta le niega la tajá / pero la comadre dice que la cosa está maluca / tal parece que al compadre le está fallando la yuca / pero yo con mi morena gozó de felicidad / yo siempre le doy la yuca y ella me da la tajá /,
“Ahí existe una relación de una canción ordenada, aunque sea fea. Villazón la grabó, gustó y ahora es como la grabó él y no como la hice yo”.
¿Y Cuál es la historia de La yuca y la tajá? ¿Por qué Romualdo Brito la tilda de mala si está pegada en Valledupar, Cartagena, Sincelejo, Montería, Barranquilla?. “El primer postulado para grabar el tema era Diomedes Díaz, pero su esposa Consuelo Martínez se opuso”.
“En Riohacha hay una banda de Juan Beltrán, él me dijo que le hiciera una canción que tuviera sabor, que supiera a pueblo. Resulta que el pueblo donde yo nací es donde se cultiva la mejor yuca del mundo, Treinta Tomarrazón, capital mundial de la yuca, y entre otras cosas la harina que más me gusta. Lo siento mucho por Daniel Samper, va a tener que comer un poco más de yuca, como ya vi que no le gusta la tajá hay que darle yuca. Era una canción aparentemente para la banda de Juan Beltrán, pero se me ocurrió en el pasado Festival Vallenato cantarla, entonces esa vaina le gustó a la gente y comenzaron a pedirme La yuca y la tajá donde iba; cuando Diomedes Díaz iba a grabar, su acordeonero Álvaro López la escuchó y me dijo vamos a montar esa canción. Le hicimos los arreglos y la mujer de Diomedes, la última (Consuelo Martínez), dijo que si Diomedes la grababa había que quitarle la tajá, entonces yo la entiendo porque una cosa es vivir con Diomedes y otra conocer nuestra cultura, yo dije que mejor esperáramos otra opción y ‘El Cacique’ un día me visitó y me pidió ‘Ni amigos, ni novios’ que grabó con su hijo Martín Elías en su último disco. ‘La Yuca’ quedó ahí y al final se la entregué a Saúl Lalleman para Iván Villazón, hicieron el álbum más completo hoy del mercado, hay muy buenas canciones y la peor es la mía, desafortunadamente para los moralistas de este país”, declaró Romualdo.
El hombre de raíces guajiras, sabe que la canción ha tenido muchos críticos, “entre otras cosas me sorprende que gente como Daniel Samper Pizano, que se ha beneficiado del folclor vallenato, inventándose cualquier cosa para ganar plata, que su hermano fue Presidente de la República (Ernesto) y nunca pasó una ley para beneficiar a los compositores y artistas nacionales, salga a criticar cuando él jamás ha compuesto una canción, cuando se pega un éxito de Romualdo Brito nunca sale a felicitarme, pero si sale a criticarme, esos son los vividores del folclor, verdaderos vividores de la música colombiana y del vallenato especialmente”.
Sus inicios
Cuando comenzó a componer tenía 16 años, han pasado 45 años y con solo escuchar una melodía sabe si la canción es buena o mala, es un fabricante de canciones, las hace por encargo si se lo piden y le pagan.
“Una canción que tenga una buena cuadratura musical, que realmente sea una canción que no atente contra la moral, ni dignidad de las personas es buena. Tanto el ‘Santo cachón’, como ‘La yuca y la tajá’ han sido por encargos, hay compositores que dicen que no las hacen, yo sí, porque soy un profesional de la música así como un arquitecto cobra por hacer una casa, yo hago la canción que usted me pida, porque si no el arquitecto se moriría de hambre”, enfatizó Brito.
De las casi dos mil canciones hechas, apenas el 15 o 20% tienen que ver su vida personal, porque no es indiferente al entorno, a la problemática a nivel nacional e internacional que sucede en el planeta.
El vallenato ha cambiado su fisonomía, pasó del amor a ciegas de Leandro Díaz por ‘Matilde Lina’ a ‘Yo te doy la yuca y tú a mí la tajá’, eso suscita reproches y conclusiones que el vallenato perdió su hilo y los compositores de verdad están sepultados.
“El problema no es del vallenato, es la música colombiana en general, y se genera porque el Estado no protege la cultura popular de sus raíces, ejemplo claro es México donde por cada canción extranjera que suene deben poner tres de artistas y compositores mexicanos. En Colombia suena más la música extranjera que la nacional, porque el Congreso de la República no ha legislado en qué proporción debe sonar la música extranjera en Colombia, entonces nuestros hijos y nietos van a seguir escuchando más extranjeros que otra cosa. Lo que hace Kvrass (Grupo vallenato) es funcionar lo extranjero con lo nacional, que no está mal, tiene que ver con la influencia extranjera y no podemos criticar a nuestros jóvenes por eso. Un país como Colombia rico musicalmente se da el lujo de tener cadenas nacionales de radio donde solamente ponen música extranjera, te las cito: La Mega, La W, Radio Tiempo, Soda Stereo. Es un problema de Estado, no del folclor, nosotros gracias debemos darle a Dios que aún con todo ese fenómeno en contra, nuestra música es fuerte y hemos sostenido el folclor”, señala Romualdo Brito.
Y sobre los nuevos compositores, Romualdo tiene algo claro y es que “diario nace un compositor vallenato, y no cualquier compositor, se puede hablar de Omar Geles, Wilfrán Castillo, ‘Tico’ Mercado, verdaderos creadores de música vallenata”.
“Después de los grandes juglares como Leandro Díaz, Gustavo Gutiérrez, la generación de Rafael Manjarrés, Romualdo Brito, Rosendo Romero y otros, creo que fue la época más fuerte del vallenato en su segunda etapa. La música vallenata en principio era compuesta por campesinos, cuando llegó a nosotros pasa a profesionales”, explica el autor de ‘La Difunta’.
Finalmente, Romualdo Brito vive con la ilusión de que su pueblo tenga el 30 o 40% de lo que era, “donde cualquier mayor le daba tres pencazos y no importaba si era familiar. Yo me fui de mi pueblo cuando tenía siete años con mis abuelos a Lagunita de la Sierra, después mis padres se fueron a Riohacha y ahí me inicié”.
Lanzará su vida
Mientras recibe más elogios que críticas por su canción ‘La yuca y la tajá’, el compositor acaba de terminar un libro que se llamará ‘Romualdo Brito, 40 años de vida artística’, que presentará el 20 de diciembre en Riohacha (La Guajira), posteriormente lo llevará a 11 ciudades del país. El libro narra la infancia, adolescencia y vivencias más importantes del autor guajiro.
Por Carlos Mario Jiménez / EL PILÓN
carlos.jimenez@elpilon.com.co