Esta es la séptima entrega de la serie periodística ‘Del otro lado de la frontera’, que semanalmente presenta el diario EL PILÓN para visibilizar, explicar y contar a través de crónicas, reportajes, perfiles y entrevistas, la situación de los migrantes venezolanos en Colombia a raíz de la crisis en ese país.
Era viernes, el reloj anunciaba que falta media hora para el mediodía, la sala de espera de la Estación Policía Valledupar estaba decorada en colores rosados y blanco, había una mesa llena de dulces, torta y muchos regalos, a un lado estaba un hermoso corral para bebé, algo inusual en una de las principales sedes de la Policía Nacional en la capital del Cesar.
Toda parecía una fiesta con alrededor de 30 invitados de verde, desde patrulleros hasta los más altos mandos de la Policía en la ciudad, el coronel Mauricio Pedraza y el teniente coronel Mauricio Bonilla, quienes esperaban ansiosos a una invitada especial.
De un momento a otro se sintieron los susurros que decían que ya había llegado, luego una enorme barriga se asomó por la puerta, era la de Aleida Gutiérrez, una venezolana de 24 años de edad que llegó hace más de 15 días a Valledupar. La joven tiene ocho meses de embarazo y junto a su esposo cruzó la frontera, legalmente, con el fin de trabajar para comprar el material quirúrgico que requiere para la cesárea y así su bebé pueda ser atendida en Venezuela.
Se trataba de un ‘Baby Shower’, una sorpresa que planeada por la patrullera Cindy Ospino, quien casualmente conoció a esta migrante y su triste, por lo que quiso ayudarle para que al bebé que viene en camino no le falte nada.
“Me contó todo lo que estaba viviendo, no sé si fue su desesperación, quería desahogarse, pero me dijo que había llegado a Colombia porque le prometieron un empleo y que solo compraba los utensilios quirúrgicos y se devolvía a su país donde nacería su hija pero ha sido imposible porque con lo que gana solo le alcanza para pagar la pieza”, refirió muy preocupada la patrullera que conoció a la venezolana por recomendación de amiga para hacerse el pedicure.
Cuando Aleida y su esposo Norbin se dieron cuenta que era un engaño el supuesto trabajo, por lo que los invadió la desesperación. “Fueron días duros, según me contó ella, les tocó dormir en la calle bajo la lluvia, pidieron limosna hasta que pudieron encontrar una pieza”, contó Cindy Ospino, oriunda de Caracas, capital del vecino país.
Hoy en día Aleida vive en una pequeña habitación junto a siete personas: “Una tía que llegó hace poco, los cuatro hijos del marido de ella, mi esposo y yo, esa pieza me cuesta 15 mil pesos, lo que hago en uñas solo me alcanza para pagar la pieza, mi marido hace dos días entró a trabajar a un lavadero de carros y lo que él hace es para comer, por eso no he podido comprar nada para el bebé; ni siquiera los guantes, tapabocas, agujas y batas que me mandaron a comprar en Venezuela para poder hacerme la cesárea”, contó.
Lo que más le preocupa a Cindy es que desde que Aleida llegó a Valledupar no la ha visto un médico y no ha vuelto a tomar vitaminas para su embarazo.
“Me estoy hinchando y cada vez se me hace más difícil trabajar”, contó la embarazada que en la Policía Nacional encontró decenas de padrinos para su bebé.
Aleida y Norbin iban destapando los regalos para su hija, no lo podían creer, después de no tener nada comprado para ella, ahora tienen un corral para que duerma, ropa nueva y biberones. “Es algo que nos llena de alegría porque no lo esperábamos, siento en mi corazón una enorme alegría”, relató entre lágrimas de felicidad.
El coronel Mauricio Pedraza, comandante de la Policía en el Cesar, ayudó a Aleida para que un ginecólogo la valore hasta que dé a luz a Norlibeth, como se llamará la niña.
“Que no tenga miedo del futuro, cuando nazca Norbileth nosotras la ayudaremos a salir adelante”, expresó Nazly Torres, nueva amiga de Aleida, quien le conmovió su triste historia y está dispuesta a ayudarla.
“Es riesgoso tener los hijos en Venezuela porque hay que poner todo, desde el guante hasta la aguja con la que le van a poner el tratamiento. Lo pensé mucho para viajar a Colombia, pero la necesidad de comprar las cosas que necesitaba para la operación me hizo coger este largo camino, que a pesar que he llorado de desesperación, hoy lloro de felicidad”, dijo Aleida Gutiérrez, quien espera que pronto se supere la crisis de sus país, porque de no poder regresar, antes del mes, a su hija le tocaría nace del otro lado de la frontera.
¿Sabías qué…
Dar a luz en Venezuela de forma natural puede costar entre Bs. 164.920 y Bs. 300.000 y una cesárea puede variar entre Bs. 210.000 y Bs. 350.000 dependiendo de la clínica?
Por Sara Maestre Diaz Granados/ EL PILÓN