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La tranquilidad, el secreto del nuevo rey infantil

Tranquilo, pausado y discreto, así se puede describir a primera vista a José Liberato Villazón Ibáñez, el recientemente coronado como rey vallenato de la categoría Infantil en la versión 52 del Festival de la Leyenda Vallenata.

Aunque acaba de alcanzar uno de los sueños de muchos niños que cada año llegan hasta el Festival con la ilusión de coronarse en su categoría (este año iniciaron el recorrido 34 inscritos), él se muestra relajado a pesar de la vorágine que representa ostentar este título. Desde temprano recibe llamadas y felicitaciones por diferentes medios, trata de contestar la mayoría posible y en otras ocasiones son sus padres, Liberato Villazón y Claudia Ibáñez, quienes responden los mensajes.

José Liberato Villazón Ibáñez, rey infantil.

José Liberato, de 13 años de edad, es el menor de los tres hijos del matrimonio conformado por Liberato y Claudia; sus dos hermanos mayores son Luis Alfonso de 16 y María Claudia de 15. Actualmente cursa noveno grado en el colegio Gimnasio del Saber de Valledupar, de donde también es nativo. Como él mismo recuerda, empezó a tocar el acordeón a los ocho años de edad haciendo vacacionales en la escuela Rafael Escalona, a la cual sigue vinculado, y luego que siguió con su interés le contrataron a un profesor para que lo prepara en casa, entre ellos ha estado Juan Figueroa, Humberto Ahumada, el rey vallenato Julián Rojas, Tutico Ariza, entre otros.

Sobre su rutina para irse preparando en el acordeón, explica que es algo que varía. A veces ensaya una hora al día o menos, sin embargo, su preparación para los festivales solo le da tregua de una semana entre uno y otro. “Este festival cuando se acaba, a la semana siguiente me estoy preparando con un profesor y por ejemplo para el Festival Vallenato cuando faltan como tres meses empiezo a ensayar con caja y guacharaca”, explica José Liberato.

A pesar de su corta edad, el Festival de la Leyenda Vallenata no es el único escenario en el que ha expuesto su talento y destreza con este instrumento de viento, como él mismo resume, este título representa el número 11 en su carrera puesto que ha obtenido conquistas similares en festivales en Mariangola, La Junta, Patillal, Villanueva, Santa Marta, Estados Unidos, entre otros.

Entre tanto, ahora le corresponde asumir sus compromisos como rey vallenato. Aunque todavía no tiene precisión sobre cómo será su agenda, sí sabe que esta incluirá asistir a las presentaciones de la Fundación del Festival de la Leyenda Vallenata. “El rey vallenato anterior, mi primo, también tuvo presentaciones con Carlos Vives, entonces supongo que será algo parecido”, sostiene.

Precisamente José Liberato sigue reafirmando el talento que ha emanado desde su familia con el folclor vallenato puesto que retiene la corona entre los Villazón luego de que su primo, Jerónimo Villazón Murillo, la obtuviera el año pasado tras conquistar la final a la cual también llegó entonces Villazón Ibáñez. “Es muy bacano ya que la corona sigue en la familia Villazón”, declara.

Además de ellos dos, también su primo, Andrés Ariza Villazón participó durante su infancia en el Festival Vallenato.
En cuanto a los intereses que tiene José Liberato, destaca que no se decanta demasiado por los deportes pero que juega bien el baloncesto y que le gustan las matemáticas. Así como tiene claro que quiere seguir vinculado con la interpretación del acordeón, para lo cual ya tiene estimado su preparación de cara a la competencia del próximo en la que se estrenará en la categoría Juvenil, también sabe que le gustaría estudiar alguna carrera de ingeniería.

El afamado acordeonero Julián Rojas ha sido uno de los profesores de José Liberato desde que se decantó por el acordeón a los ocho años de edad. Cortesía.

En cuanto al concurso del que acaba de salir como vencedor rescata que es una gran competencia, que sus contrincantes en la final también son muy talentosos y que sobre todo, son “grandes amigos, colegas”. De todos rescata a Lowrence Noguera y Jesús Ariza Guerra a quienes conoce hace mucho tiempo y con quienes ha creado una estrecha relación, de hecho, con Ariza Guerra toca en la escuela Rafael Escalona.

“Es una amistad muy bonita, cada vez que alguien va a tocar todos vamos a apoyar, todos los cajeros, los guacharaqueros también”, expresa Villazón Ibáñez, y agrega que al momento de recibir el veredicto todos lo entienden puesto que saben que solo uno puede ser el ganador y que ante todo prima la amistad.

Justamente, sobre la final que disputó el pasado sábado en el Parque de la Leyenda Vallenata, relata que antes de subir a tarima estaba ‘montando’ las canciones con el cajero y guacharaquero sin contar con la cantante que aún no llegaba lo cual le generó algo de estrés. Para asegurar su triunfo interpretó un tema de cada aire musical que tiene el género vallenato, pero de todos destacó el merengue ‘La mona del Cañahuate’, una de sus preferidas para ejecutar en el acordeón.

Con relación a los aires que más complejos le parecen para interpretar, manifiesta que son “el son por su cadencia y la puya por la agilidad que requiere”.

Más allá de las rutinas de ensayos y preparación hay otras cosas que José Liberato ha convertido en imprescindibles para sus presentaciones. Una de ellas es portar una medalla de San José que le bendijeron y una manilla de San Benito, las cuales siempre están en su bolsillo, junto con esto, encomendarse a Dios también hace parte de su ritual.

EL ORGULLO DE MAMÁ

Para Claudia Ibáñez, madre de José Liberato, esta consecución de su hijo los llena de emoción y orgullo. “Una experiencia más de todos los logros que mi muchachito nos ha dado y pues lo aspirado y que todo acordeonero quiere, ganárselo y enorgullecer a nuestra región”, asegura.

José Liberato es el hijo menor del matrimonio conformado por Liberato Villazón y Claudia Ibáñez. Cortesía

A cerca del proceso de acompañar a su hijo pequeño en este camino revela que ha sido desgastante por el tiempo, compromiso, apoyo y la compañía que requiere de manera permanente. A la hora de distribuir el tiempo entre sus tres hijos destaca “no sé si afortunada o desafortunadamente hace tres años dejé de trabajar y me dediqué 100 % a mis niños entonces eso me ha servido para dividir el tiempo y apoyarlo a ellos en cada una de sus artes”.

Para celebrar el triunfo programaron un almuerzo con toda la familia y amigos más cercanos los cuales de manera indiscutida les dieron acompañamiento y enviaron mensajes de apoyo.

Por último Ibáñez envía un mensaje claro a los padres de niños que ya sea en el acordeón o cualquier ámbito tienen un sueño. “Que los apoyen, sé que no es fácil, por las condiciones económicas, porque hemos vivido y acompañado a niños que hacen mucho esfuerzo, pero mientras haya voluntad y haya amor Dios provee”.

Al tiempo recalcó que ve a su hijo como alguien especial, cariñoso y que se da con todos los niños, trayendo así a colación una vez la manera única en que los pequeños viven el festival siempre rodeados de mucha fraternidad dejando de un lado la rivalidad y entregados a la amistad así como al acordeón.

Por: Daniela Rincones / EL PILÓN

Categories: Festival Vallenato
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