A los 52 años y después de haber estado en las filas del Ejército nacional, ‘Huicho’, como cariñosamente le dicen sus amigos, hace parte de los más de 100 conductores que se dedica al trasporte informal intermunicipal, también conocidos como transporte pirata, que se ganan la vida recorriendo las peligrosas vías del Cesar y Sur de la Guajira.
La vida para Wilson Sánchez Cartagena, conocido como ‘Huicho’ desde hace 18 años, cuando salió de las filas del ejército donde tenía el grado de suboficial, cambió para siempre.
A las 2:00 de la madrugada cuando muchos duermen ‘Huicho’ se pone de pie en su humilde vivienda al sur de la ciudad para iniciar su jornada laboral.
“Lo primero es revisar que el carro esté en perfecto estado para dar la batalla” dice Wilson
Mientras sus cuatros hijos y su esposa duermen Wilson se dirige a enfrentar los obstáculos que a diario se presentan en su trabajo ilegal.
La lucha
En las afueras de la Terminal de Transporte de Valledupar las medidas que han adoptado contra el transporte ilegal son cada vez más drásticas.
“Desde las tres de la mañana comienza la lucha, empezamos a buscar a los pasajeros como no nos podemos parquear damos vueltas hasta conseguir uno o dos viajeros para salir de Valledupar”.
El trabajo es en conjunto dice Wilson, “los ‘maleteros’ son fundamentales”
Mientras el carro está parqueado en cualquier lugar estratégico tratándose de ocultar de la vista de los policías de tránsito que en sus motocicletas dan vueltas para detectar los carros piratas los maleteros son los encargados de negociar con el pasajero. “Ellos nos dicen tengo dos pasajeros que van para tal lado y si llevo esa ruta me los dan y de hay se le da un porcentaje al ‘maletero’ por que ellos también tienen familia” dijo Wilson.
Los días difíciles
Aun que se pensaría que este mes todos los días serán buenos para los trasportadores ilegales otra percepción tiene ‘Huicho’.
“Todos los días son difíciles y tenemos que enfrentarnos a los controles de la policía, en la carretera para poder llevar el sustento a la casa”, afirmó.
Aunque se podría pensar que si les va bien económicamente sería un día bueno pero Wilson va mas allá.
“Solo recorrer 500 kilómetros diario y exponer su vida hace que todo los días de uno sean difíciles uno sale de sus casa y no sabe si regrese”, explicó.
Todo los días estos conductores exponen sus vidas en la carretera donde se enfrentan a los animales en el camino, a los trasportadores de gasolina de contrabando y a los controles de la policía, para ganarse, cuando les va bien, la suma de 50 mil pesos que a duras penas les alcanza para sobrevivir.
¿Por qué la piratería?
“Nadie hace esto por gusto es por necesidad si me ofrecieran un trabajo dejaría este oficio”, aseguró Wilson.
Son varios los fenómenos que, aseguran las personas que se dedican a este oficio, conllevan al trasporte informal, pero aseguran que el primordial es la falta de oportunidades de empleo en la ciudad.
Muchos vehículos que operaban como taxi en la ciudad se están dedicando al trasporte informal hacia otros municipios debido a la falta de garantías por parte del Alcalde para ejercer este oficio en la ciudad según lo manifestaron algunos conductores