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La directora coral Sandra Padilla Preston se marcha de Valledupar

Con algunas cosas personales  ya empacadas, la maestra de música Sandra Padilla Preston se prepara  para marcharse de la ciudad este sábado,  tal como llegó hace 19 años a Valledupar, cerrando un ciclo de su vida. Un viaje sin retorno la llevará a la ciudad de Santa Marta, donde viven su mamá y su única hija.

“Llega el momento en que  acabas el ciclo en un lugar y tienes que comenzar en otro, ya mi ciclo en Valledupar se acabó, está concluido”, dice, mientras se arregla poco antes de llegar el fotógrafo del periódico.

De las cosas que deja en Valledupar,  el Coro Schola Cantorum, es uno de sus mejores recuerdos del trabajo realizado  en la ciudad, también   todos los logros  que hizo en el canto como hecho de descubrir el tenor Rafael Figueroa Pastrana, la pianista Ruby Estefany Gnecco y tener a  Gustavo Gutiérrez como cantante de música popular. “Todos alumnos excepcionales”, dice. “En Valledupar recibí mucho apoyo de instituciones y  personas, hice muchos amigos que dejaron una huella en mí”, afirma.

Hoy,  un grupo de entrañables amigos y un grueso número de personas que han recibido formación musical, en su academia la despiden en la Escuela de Bellas Artes, con la presentación del documental “Obertura” que narra la vida y obra musical  de la directora coral,  compositora y arreglista.

Los productores del documental Rain Control Films Inc, una firma canadiense  y la Fundación Escuela de Cantores se unieron para exhibir la pieza documental que ya fue presentada en el marco del Festival Internacional de Cine en Cartagena en febrero de este año.

Más de cincuenta personas  entre amistades, familiares y alumnos fueron contactados por los productores del documental  para que narraran desde su óptica lo que ha sido la vida y obra de esta cartagenera de nacimiento y vallenata de  corazón.

 

El documental responde a la  iniciativa de exaltar una vida valerosa por lo que  una de sus alumnas en Cartagena la postuló y fue elegida. Y no es para menos, Sandra tiene una enfermedad hereditaria, degenerativa desde los 30 años de edad  que la ha dejado postrada en una silla de ruedas, ciega y progresivamente ha ido perdiendo muchas de sus facultades, pese a todas estas limitaciones ha dedicado su vida a enseñar la música, de quien dice “es algo que lleva pegado en la piel”.

 

Su trayectoria

 

Sandra Padilla es médica pero muy pronto se dio cuenta de que su vida estaba  en la música, por lo que posteriormente realizó estudios básicos con énfasis en piano en el Instituto Musical de Cartagena y estudios superiores de Dirección Coral en la Real Academia de Artes de Madrid, España. Es autora de diversas obras corales y musicales como  vallenata, cumbia, música clásica, comedias músico- teatrales,  oratorios y misas. Además es arreglista de música coral e instrumental.

Fue impulsora de la conformación de la Fundación Escuela de Cantores que tiene tres frentes: uno académico que ofrece formación musical a niños y adultos; la proyección cultural que promueve el arte y la cultura con los coros y las obras músico teatrales y el tercer frente es la labor social que ofrece la formación  musical  como elemento sanador a los hijos de los desplazados de la violencia y niños de barrios marginales donde además les brinda comida y ropa.

Dirigió  coros independientes, universitarios y escolares en Santa Marta y Cartagena y el Coro Schola Canturum de Valledupar. Ha enseñado coro, guitarra, piano, técnica vocal y entrenamiento auditivo.

También fue profesora y dirigió la sección del Instituto Musical de Cartagena, creó el grupo musical Quintero Obertura. Hizo los arreglos musicales para la grabación con el Coro Schola Cantorum con 11 vallenatos polifónicos “a capela”

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