Si hubo trabas para la elección del Personero de Valledupar, el municipio Chiriguaná no es ajeno a esta problemática. El Juzgado del Circuito de esa población le ordenó al Concejo que se ciñera a las reglas del juego para elegir al nuevo Personero, luego de una acción de tutela que impetró el abogado Pedro Miguel Peinado, quien aparece primero en la lista de elegibles para ese cargo.
Todo inició cuando el 8 de enero de este año, la Universidad de Cundinamarca, encargada de desarrollar el concurso de méritos para escoger al Personero de Chiriguaná, entregó a la Corporación las puntuaciones de los aspirantes después de que se sometieran a unas pruebas de rigor.
Posteriormente, el Concejo de Chiriguaná incurrió en un error al procesar los resultados que entregó la universidad y varió los porcentajes que habían sacado los aspirantes.
En la puntuación original la lista quedó de esta forma con los tres primeros puestos: Pedro Peinado obtuvo 64.7, Johan Jairo Dagil quedó de segundo con 64.3, y de tercero Luzoan Caro Padilla, con 60.2.
Pero con el error del Concejo, Luzoan Caro quedó de primero en la lista y por ende generando que el Concejo estuviera a punto de elegirlo como el nuevo Personero. Esto llevó a que Pedro Peinado entablara una acción de tutela por violación al debido proceso, derecho de igualdad y transparencia ante el Juzgado Promiscuo de Chiriguaná, el cual falló en contra de Peinado el 28 de enero.
La tutela pasó a segunda instancia al Juzgado el Circuito de Chiriguaná, quien tuteló los derechos del demandante y ordenó que debían aplicarse las resoluciones establecidas por el Concejo para escoger al nuevo Personero. De esta forma, Peinado quedó de primero en la lista entregada por la Universidad de Cundinamarca y es a él a quien debe elegir el Concejo de ese municipio.
“El Juzgado le dio 48 horas al Concejo para que cumpla con lo ordenado, es decir, tienen plazo hasta este martes para elegir al Personero. Si no cumplen, lo más seguro es que esto será visto como desacato e irán a la cárcel”, dijo Peinado en diálogo con EL PILÓN.
Por Rennier Asprilla